12/10/20

Cinecritica: Halley

HALLEY (ÍDEM, MÉXICO, 2012)
Alberto (brillante Alberto Trujillo) es un guardia de seguridad que apenas dice palabra y que solo entabla relaciones mínimas en su trabajo con los demas, despues de todo es el guardia nocturno que pasa el tiempo escuchando la radio (donde ademas se escucha una mención de la siguiente obra de Hofman, la esplendida "Tiempo Compartido"), pero no solo es la extrema timidez del tipo que camina desgarbado, como sin energía, su rostro tiene algo extraño, se ve pálido, enfermizo, con los labios azulados, y los ojos perdidos, de hecho pide su renuncia a la gerente del gimnasio donde trabaja, la optimista Luly (Lourdes Trueba), debido a una enfermedad que le impide realizar esfuerzos físicos, pero cuando lo vemos en su casa constatamos lo que sospechamos, el tipo guarda un secreto mucho mas oscuro, aunque no miente al decir que esta enfermo, o quizá si ya que lo suyo no podría considerarse como tal aunque técnicamente lo sea, en la soledad de su casa Alberto se pone a ver la televisión donde dos tipos hacen brincar a mujeres con buena delantera como si fuera una parodia de un programa cómico mexicano.

Solo que Alberto no los disfruta, en vez de eso prefiere limpiar sus tazas, adornos y decorados, esto con una parsimonia que desespera, y despues de eso se baña con cuidado, y revela unas llagas, unas heridas, unos "huecos" en su cuerpo que tapa con gasas y pega o "sutura" con cinta, al lavarse los dientes sangra, se le caen las uñas y se quita las larvas de moscas del cuerpo que termina guardando celosamente en frascos, por supuesto que Alberto no esta enfermo, esta "muerto", o por lo menos eso parece ya que es la viva imagen de un muerto viviente, es decir Alberto "esta" o por lo menos parece muerto, y como cadáver se descompone cada vez mas por lo que tiene que maquillarse, ocultar las evidencias y bañarse en perfume, todo con movimientos tan lentos que en realidad pudiera considerarse un zombi de la edad romantica. Y así vemos el transcurrir de los días de Alberto en espera de que pase la semana para retirarse de su trabajo, pasando por la farmacia a abastecerse, esquivar a todos en el trabajo, evitar a su jefa, soportar que lo ignoren en el metro al derrumbarse ,escena real según el director y escritor Sebastián Hofman, y de paso ser confundido por un cadáver.

Todo esto es una obvia apología de la vida misma, de estos tiempos en los que todos somos una especie de muertos vivientes y mostrado de manera categórica con esos usuarios del gimnasio que solo realizan tareas repetitivas sin sentido mas ridículas y desquiciantes que las del mismo Alberto, con notorias referencias al cine del maestro David Cronenberg que se notan en la descomposición paulatina pero segura del protagonista que viene a evocar a la carne orgánica, es decir el cuerpo en transformación, la cinta ademas señala lo efímero de la vida con ese ejemplo del cometa Halley, y la imposibilidad de vivir cuando ya no se esta vivo, sin importar a que tipo de muerte se refiera, y con escenas tan poderosas como ese intento de salida a la frustración que termina de la forma mas terrible, todo esto con una dirección muy buena, una fotografía fría y lograda de Matías Penachino, una soundtrack bien escogido y un maquillaje impresionante que en realidad hace pensar que Alberto se descompone, aunque quizá lleva muerto mas tiempo del que se note, aunque físicamente se note hasta ahora, una valiosa opera prima de Hofman que siguió elevando la calidad.

Calidad: Muy Bien

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