Martín (Fernando Álvarez Rebeil) llega a un pueblo de veracruzano para rescatar la lengua indigena Zikril, tres personas lo hablan, una anciana llamada Jacinta (Mónica Miguel) que se siente muy orgullosa de la lengua, el solitario Isauro (José Luis Poncelis, muy bien) que vive en la orilla de la selva y que no habla nada de español, y finalmente el hosco anciano Evaristo (Eligio Meléndez, muy bien) al que no le interesa decir que sabe hablar el idioma, Martín espera poder descifrar el lenguaje grabando conversaciones entre los ancianos, pero tiene un problema, Evaristo e Isauro no se hablan desde hace décadas por un lió de faldas que tiene que ver con la esposa de Evaristo, al parecer los dos estaban enamorados de la misma mujer, la coqueta Maria (Nicolasa Ortiz Monasterio), cuestión que llevo a Evaristo a casi matar al que fuera su mejor amigo desde la infancia hasta que fueron jóvenes adultos.
Claro que pueden prescindir de Evaristo, pero cuando la enigmática anciana fallezca la única opción del lingüista es lograr que se reconcilien para que pueda salvar esa lengua, una que parece otorgarles el poder de hablar con los animales como se ve en esa escena inicial tan ambigua, donde se coquetea con el realismo mágico, esta primera parte de la cinta tratara sobre dos viejos que no pueden verse, uno con pésimo humor y el otro tan alejado de la civilización que lo llaman "indio loco", mientras Martín aguanta de todo con tal de lograr su meta al tiempo de que se merienda a la nieta de muy buen ver de Evaristo, Lluvia (Fátima Molina), una pieza clave para descubrir el pasado de su abuelo que vemos en un largo flashback donde Evaristo (Juan Pablo de Santiago) e Isauro (Hoze Meléndez) eran inseparables y hacian todo juntos, incluso espiar y pretender a la misma mujer, el detalle viene cuando conocemos la verdadera razón del embrollo, uno que toma por sorpresa y que en el contexto en el que habitan es muy sorpresivo.
A partir de aquí la película dirigida por Ernesto Contreras y escrita, como acostumbra, por su hermano Carlos Contreras, abandona esa comedia de costumbres con personajes carismáticos para empezar a abrazar un drama que ya nunca abandona, y que cada vez tiende mas hacia el realismo mágico sin abrazarlo por completo, la cinta por supuesto se deja ver, la dirección de Contreras es muy delicada y la fotografía nos regala un ambiente salvaje hermoso, ademas de poner sobre la mesa temas muy interesantes, las lenguas que desaparecen día con día sin que podamos remediarlo, y que en realidad no tienen mayor utilidad que una preservación, ese misticismo de los indígenas del país que comete del detalle de idolatrarlos, la discriminación que sufren por nuestra parte, aunque tampoco ellos intentan integrarse, y finalmente un mensaje de tolerancia de un tema que incluso encuentra barreras en el mismo individuo, a final de cuentas la película es una historia de amor que logra sus mejores momentos cuando entendemos el idioma Zikril sin traducciones, solo con la interacción de los personajes que vemos en pantalla, y que nos recuerda lo doloroso que es el amor, en cualquiera de sus vertientes.
Calificación: Vale la Pena
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