Cuando comencé a ver este documental me sentí muy interesado, podría ver como se reparaban los instrumentos en el taller del titulo, es decir, vería desde el interior el programa de Los Angeles que se dedica a fomentar la música entre los jóvenes que no tienen acceso propio a un instrumento, este taller se dedica a recibir, valorar y reparar los instrumentos para que jóvenes sin recursos puedan usarlos, y en un inicio resulto ciertamente grafíticamente, pero conforme avanzo note que esta no era la finalidad del documental, que en lugar de eso opto por presentar una pequeña entrevista a los jóvenes que usan cierto instrumento, y luego de eso la historia total, narrada por ellos mismos, de las personas que los reparan, esto por supuesto causa que su calidad sea desigual, pero por lo menos los directores tuvieron el tino de mostrar esto in crecento lo que termina causando que el documental parezca aun mejor de lo que es.
Al inicio vemos a una pequeña niña que solo dice que ama el violín para después pasar a la historia del reparador Dana Atkinson quien cuenta su historia desde una perspectiva de preferencia sexual, con esto aburridísimo casi me pierden, después llega un latino con instrumento de viento y la historia de Paty Moreno vendiendo el sueño americano, ya para estos momentos sentía que no el documental no tendría salvación, por fortuna una desmadrosa niña me despertó con su instrumento de madera y el locochon Duane Michaels con música campirana y su historia de telonero de Elvis Presley, su banda, y su sonrisa perpetua incluso componiendo la sinfonía final me recuperaron, algo que confirmo la quebrada y talentosa pianista y el pianista Steve Bagmanyan, un Armenio que escapo de la Unión Soviética y que recupero su amor por la música siendo un dedicado afinador de pianos y ahora supervisor del taller, para cuando comenzaron los créditos con todos esos estudiantes junto a los integrantes del taller ya me habían recuperado y terminaron por ganarme, si tan solo el inicio no fuera tan malo estaríamos hablando de un gran documental, aun así casi me levanto a bailar al final, ni modo, algo tiene la música sinfónica que me derrumba.
Calificación: Bastante Bien