Ricky dirige el departamento de costura de una correccional en Missouri, apenas nos enteramos que esta cumpliendo cadena perpetua cuando confiesa que esta ahí porque asesino a alguien, y que esto está bien, que uno debe tomar responsabilidad de sus actos, sus compañeros lo secundan, y antes de que acabe este mediometraje sale en la platica que quizá lo dejen libre algún día, ya que a otro preso lo van a trasladar a una cárcel de menor seguridad y quizá hasta lo dejen salir antes, tal vez en solo cinco años, pero esta "posibilidad" no es bien vista por Ricky, por lo que el hombre de edad insiste en que no sabe si lo merece, que pensándolo bien eso está mal porque - "que sentiría la familia de la persona que asesine", es decir, este hombre quizá ya en el crepúsculo de su vida, que cometió un delito al quitarle la vida a otra persona a los veinte años cuando estaba perdido en la droga no cree que haya pagado su penitencia, y quiere pagarla porque es lo correcto.
Esta moral republicana permea todo el tiempo el relato, que sigue a un grupo de reclusos qué se dedica a hacer vistosas colchonetas para niños en orfanatos u hogares de acogidas, y bonitos chalecos para niños autistas debido a que de esta manera pagan la deuda que tienen con la sociedad, y de paso, trabajando pueden sentirse libres durante los instantes que cosen, cortan, escogen telas y dibujan diseños, aunque tengan la presión del tiempo, y el estrés de entregar algo que les guste a los pequeños, ver esta magia en hombres mayores otorga una sensación muy grande de satisfacción, por ahí esta el que ama las mariposas, el que se pone diseños hippies imposibles, el nuevo que es dedicado y el que solo se dedica profesionalmente a entregar el trabajo, todos devotos y dispuestos a enmendar sus errores.
En algún momento leen con sentimiento una carta de algún pequeño que les agradece su trabajo, y uno mira con cariño como se les quiebra la voz, voltean la cara, o se enjugan una lagrima que pelea por correr por la mejilla, viéndolos ahí, parece que no matan una mosca como se dice coloquialmente, pero la realidad es que cometieron un delito y ahora pagan su deuda, aunque quizá, y solo quizá, ya estén reformados, con este tipo de documentales uno (en mi caso claro) sigue creyendo en que las personas pueden cambiar, que pueden reformarse, y que todos merecen otra oportunidad, aunque quizá ya sea demasiado tarde para ellos, por el tiempo perdido y la estigmatización social tan dolorosa.
Calificación: Bien



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