21/9/20

Cinecritica: Tiempo Compartido

TIEMPO COMPARTIDO (ÍDEM, MÉXICO, 2018)

Andres (un fascinante Miguel Rodarte, en la mejor actuación de su vida) es presionado por su esposa Gloria (Montserrat Maranon, bien) para efectuar un plan, pero este tiene un ataque ¿psicótico? por lo que se lo llevan rapidamente, pasan cinco años y nuestros protagonistas, el desconfiado Pedro (Luis Gerardo Mendéz, muy bien), la ingenua Eva (una fragil Cassandra Ciangherotti, perfecta) y su hijo "ratón", llegan al lugar cinco años despues, solo que la empresa Vistamar ha sido adquirida por Everfield y todo es mucho mas lujoso y "maravilloso", la empresa no solo ofrece un servicio, ofrece una experiencia total donde el optimismo y la buena vibra son lo mas importante, un lugar donde los sueños se hacen realidad, todo es perfecto, armónico, con colores ácidos y brillantes que nos remiten a un sueño surrealista que solo puede ser onírico, la familia ha llegado ahi para pasar unas vacaciones perfectas, que ademas los ayuden en los problemas que necesitan sanar de su relación, esto se nota perfectamente en el inicio con la distancia emocional que pone Eva con su marido, una mujer sobre-protectora con su hijo pero dependiente de los demas, de tal forma que en cierta parte de la cinta dice que si algo le pasara a su marido no sabría que hacer.

Madre e hijo estan en la piscina, Pedro no puede porque tiene una férula, cuando tocan la puerta, al ir a ver descubre a unos empleados del hotel junto a otra familia que dice tener papeles y llaves para quedarse ahí, Pedro piensa que todo es un malentendido pero cuando vaya a hablar con gerencia este le dirá muy tranquilo que sobre-vendieron y le ofrecen un trato, Pedro se ve obligado a aceptar a regañadientes aunque el padre de la otra familia, el desquiciante Abel (Andres Almeida, perfectamente perturbador), parece disfrutarlo, al igual que su familia formada por mujer (Karina González) y dos chamacos, no solo eso, la propia familia de Pedro comenzara a hacer buenas migas con la familia de ignorantes entrometidos, algo que cada vez saca mas de quicio a un Pedro que solo desea descanso e intimidad. Pero no solo es eso, tal parece que todo le sale mal, como si el universo mismo confabulara contra él, y nosotros como espectadores le comprendemos, ¿o es solo que Pedro es un paranoico que se cree mejor que los demas?

Para este momento el hábil y talentoso, director Sebastián Hofman nos tiene totalmente desquiciados, viviendo el mismo infierno que el protagonista pero pensando, a diferencia de él, que quizá todo esta dentro de su imaginación, el guión escrito por Hofman se mantiene ambiguo en todo momento y nunca da respuestas sencillas, por el contrario la trama es tan enmarañada y compleja que se convierte en un laberinto donde la realidad, la paranoia, las conspiraciones, y las mentiras forman parte de todas las interacciones y situaciones, hablando de la dirección de Hofman, es tan pulcra como bella, vemos encuadres perfectos, la búsqueda de la una simetría en todo momento, con algunos detalles surrealistas, y estampas que parecen salir tanto del cielo como del infierno, con una poderosa fotografía de Matias Penachino y una banda sonora extraordinaria de Giorgio Giampá que comienza siendo juguetona, se va convirtiendo en algo desquiciante, y termina como si escucháramos unos acordes salidos del infierno.

Esto mismo aplica a la cinta en si, comienza como una cinta cómica, que se va convirtiendo cada vez mas en una comedia negra muy ácida, pasa a ser un thriller desesperante que apenas deja respirar, y termina como una cinta de horror  tan tenebrosa que uno termina con escalofríos y un terror tan potente que no puede despegar los ojos de esos créditos iniciales salidos de una pesadilla, esta claro que esa es la intención del director, una cinta que haga una critica fuerte y dolorosa a nuestro sistema de sociedad, a las grandes corporaciones diabólicas, a esa nueva realidad que nos pide olvidemos el individualismo en pro de la sociedad que cada vez se cierra mas en ideas escritas y dadas por empresas que lo ultimo que quieren es la felicidad del cliente, y una critica mordaz a esa nueva cultura new age, de optimismos sin pensar, de ser parte de alguna comunidad olvidándonos de pensar y de buscar ídolos y felicidad falsos.

En tanto seguimos a Pedro hundirse cada vez mas en los infiernos de nuestra nueva realidad empresarial, con eslóganes en lugar de realidades, y perdiendo a su familia a manos de un tipo salido del averno, tenemos una historia mas que converge con la de Pedro, la que mencione en un inicio, un Andres que se ha convertido en un activo rechazado y repudiado por la compañía a la que le entrego todo, y que es dejado de lado por su mujer debido justamente a que este ya no tienen futuro en la empresa, algo que él se niega a entender, por lo que se sigue anotando a clases de ingles y pelea por un futuro profesional que ahora se ha convertido en lo mismo que el personal y el familiar, Andres sufre la misma persecución que Pedro, solo que desde dentro de la empresa, y es la persona que mas nos acerca a como funciona esta malévola corporación llevada por un maquiavelista Tom (RJ Mitte, bien), mientras Andres se resiste a aceptar su destino Pedro pelea por evitar el suyo aunque las cosas cada vez se tornen mas obvias, desquiciantes, desesperantes, violentas, surrealistas, enfermas, y tétricas, una obra mayor.

Calificación: Notable

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