3/1/15

Fruslerias: Y Entonces me Dijo...

Me intriga la proclividad que tienen tantas mujeres, cuando platican entre sí, a funcionar como grabadoras. Inteligentes y creativas, pero grabadoras al fin. La única explicación que se me ocurre es que al parecer les causa más placer revivir charlas anteriores que platicar algo nuevo.

Como que en la segunda (o tercera o cuarta) vuelta de cada conversación paladean mejor lo platicado. O será quizá que así ensayan para ser más efectivas o contundentes la siguiente vez que se enfrenten con esa “otra” persona, bien sea hombre o mujer, respecto de ese mismo tema o asunto. ¿Será por eso que nunca podemos los hombres ganarles una discusión?

El siguiente es un patrón típico de esa clase de charlas, compuesto por notas tomadas por mí al voleo en diversos sitios públicos como la calle y el mercado. El peloteo verbal, obviamente, es entre dos mujeres que acercan sus cabezas una a la otra, para murmurarse al oído como conspiradoras.

--¿Y entonces qué crees que me dijo?

--Me dijo que...

--¡No!

--Así nomás me dijo, como si nada.

--¡Qué sinvergüenza! ¿Y entonces qué le dijiste?

--Pues le dije que...

--Bien dicho. ¿Y qué te dijo luego?

--Pues me dijo que...

--¡No me digas!

--Y no sólo eso. De veras que, bueno, para qué te digo...

--Ni me digas.

¿Porque qué crees que me dijo entonces?

--Dime, dime.

--Pues me dijo que...

--¡No te creo!

--Como lo oyes. Y luego además me dijo que...

--De plano no tiene... ¿Cómo se atreve a decirte eso?

--Pero yo, mira, como si nada. Le dije que...

--¡Qué bueno que se lo dijiste!

--Sí, ¿verdad? ¿O qué le hubieras dicho tú?

--Le hubiera dicho lo mismo, lo mismito.

--¿Estuvo bien que se lo dijera, verdad?

--Claro, para que sepa que a ti te tiene que decir las cosas como son.

--Pues sí, digo yo...

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