"RECURSOS HUMANOS" ("ÍDEM", MEXICO, 2023) DE JESUS MAGAÑA VAZQUEZ Al inicio de la cinta vemos en un buen juego cámaras un atentado automovilístico de nuestro protagonista, Gabriel Lynch (Pedro de Tavira) que se presenta como un resentido social, ya que, aunque es muy capaz en el trabajo - algo que nos consta debido a los resultados que presenta - no tiene un capital económico familiar, ni relaciones que le apoyen en su ascenso, pero por fortuna, es blanco, el único de los requisitos de privilegio que llena, claro que para Lynch, ser blanco y pobre es aun peor, por lo que resentido desde que los ricachones le quitaron la casa familiar a su padre, ahora esta decidido a como de lugar a reclamar su lugar, sea como sea, y por sobre quien sea, por lo que, cuando el puesto al que aspira se lo dan al nepo baby Constantino (Giuseppe Gamba, adecuadamente detestable) Lynch no se detendrá hasta acabar con él, quedarse con el puesto y de paso ya en ese puesto quejarse resentidamente como lo hace ahora, porque a final de cuentas nuestro personaje es un misántropo que jamás podrá ser feliz, odia al sistema y a las personas que lo conforman, pero aun así esta más que dispuesto a jugar el maquiavélico juego que la vida le impone.
El nuevo gerente de impresiones es un niño mimado bueno para nada, que solo sabe aspirar coca, andar de juerga en los puteros, y vivir la buena vida, hijo de un poderoso abogado y con contactos en la empresa llega ahí partiendo plaza, a cobrar sin hacer nada, y poniendo a los demás a hacer su trabajo, y de paso, robarle la novia a Lynch, la nueva de recursos humanos, la sexosa Lizbeth (Cecilia Ponce, bastante bien) que se la pasa buscando al mejor postor, así que el protagonista comienza una guerra personal donde no tendrá piedad con nadie, ya sea su nuevo jefe, su antigua novia, su mejor amigo - Daniel Tovar como el cínico Paruro - y quien se le ponga enfrente, además de hacer uso de otras personas y hasta contar con la ayuda de una mujer privilegiada (Juana Viale) que sueña y juega con socialismo y guerrillas desde su trono de oro - cual niño mimado imaginándose rey/dios con sus muñequitos de plástico -, los planes y la venganza del rencoroso godin siempre son interesantes, el tipo es tan misántropo que no tiene detente, y es capaz de llegar hasta las ultimas consecuencias.
Esos momentos donde rompe la cuarta pared funcionan la mayoría de las veces, soltando sus verborreas interiores, hablándonos directamente, diciéndonos comentarios ácidos, escupiendo chistes sardónicos y hasta guiñándonos el ojo, además de una producción muy lograda con esa fotografía en blanco y negro con algunos tonos grises que reproduce perfectamente ese infierno godin de cubículos y ambiente opresor de oficina, con todo y buen rollo de la empresa que no tiene reloj checador para poder pagar salarios de mierda - un pacto no verbal que parecemos vivir todos los mexicanos con los avariciosos y mezquinos empresarios -, y ese juego de cámaras que funciona casi siempre, desde el inicio con juegos de cámara, hasta el final donde vemos una risa casi nerviosa mientras la cámara se aleja y solo vemos lo que alcanzamos a distinguir por el cristal.
Esta comedia negra donde no deja títere con cabeza, y resulta muy realista a la vez que exagerada, remite un poco el ambiente de oficina, con romances cínicos, chismes en todo momento, las hipócritas charlitas del garrafón, juegos de poder, y violencia corporativa, pero con todo y todo la cinta tiene algunos fallos, momentos que uno no acaba de entender, personajes sin relevancia y termina faltándole mas enjundia, más risas, mas humor negro, el ir más allá, o quizá sea simplemente que para un servidor, lo que vi es tan común en los trabajos que he vivido que a pesar de todo lo que presenciamos, parece quedarse corto ante las surrealistas vivencias made in México que he sufrido/gozado, por supuesto en la burocracia, en el emprendimiento propio, y especialmente, en la diabólica iniciativa privada, que vive los mismos vicios que todo lo demás, pero magnificados, al grado de que aun viendo el absurdo de esta historia solo parece un día laboral más, pensándolo bien, quizá es una virtud.
Calificación: Bien
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