Cada tanto tiempo la familia del titulo se junta para esas reuniones familiares donde todo mundo come, toma, platica, se felicita, se reclaman, y hasta se pelean, como buena familia mexicana, y supongo que en la mayoría del planeta, esta lo hace en la casa del patriarca de la familia, el imponente Leo (Daniel Giménez Cacho, tan bien como acostumbra), en el terreno donde planta aceitunas y donde nacieron todos los integrantes de la familia original, y es asíque llegan las hijas del señor, la perfeccionista y quisquillosa anestesióloga Rebeca (Ilse Salas) que es la mayor, Julia (Cassandra Ciangherotti) la del medio, una escritora frustrada que quiere divorciarse porque no puede dejar de ponerle los cachos a su marido, y la pequeña consentida Mariana (ascendente Natalia Solián) que llega embarazada y con novia nueva que como dice el único hijo varón Benny (Ricardo Selmen) se parece a todas las anteriores, pero esta vez la cena es algo diferente, y no porque Rebeca haya conseguido trabajo de jefa en Chicago y ya casi no la vayan a ver, ni porque Julia este otra vez a punto de divorciarse, y tampoco por el embarazo de Mariana de quien nadie sabe quien es el padre,
Es porque el patriarca esta pensando en vender la empresa, las tierras y la casa a una empresa China y así dedicarse a disfrutar de la tranquilidad de sus últimos años de vida, dejándoles además a cada una de sus hijas 220 mil dólares que pueden aprovechar de la mejor forma posible, es decir, ese debate familiar que es tan usual en las cenas donde se reúnen todos ¿Quién se va a quedar con los terrenos de la familia? ¿Qué van a hacer con ellos? y por supuesto cada quien tiene su propia versión e idea de lo idóneo, así que Rebeca se niega a vender sin importar que debido a que les ve mas valor - aunque jamás le cruce por la cabeza la idea de trabajarlas - además de que ahí tiene sus memorias familiares, Julia no esta peleada con la idea aunque no le molestaría trabajar ahí, pero ese dinero le ayudaría a patrocinarse unas vacaciones en Europa, y a Mariana no deja su postura totalmente clara, es así que en esta lucha de egos y poder nadie quiere ceder, lo que da paso a acusaciones, reclamos, peleas, ofensas y gritos que desencadenan en llantos y disculpas, cual cena familiar de año nuevo.
Pero si algo sostiene y le da fuerza a este relato es el reparto intachable, Giménez esta intachable, es capaz de cambiar tono y actitud con una facilidad pasmosa, y convierte a su Leo en una persona creíble, y las tres actrices que hacen de sus hijas están muy bien, Salas sigue demostrando que es una buena actriz, Ciangherotti es capaz de muchos registros con gran facilidad y Solían deja claro que es una actriz a seguir y que su hacer en "La Huesera" no fue casualidad, sumado a esto tenemos unos secundarios que lo hacen bien como el dúo de jóvenes y la pequeña Isabella, además de algunos momentos de las parejas, aunque dicho sea de paso, a excepción del esposo de Rebeca, el gringo buena onda Dan (Brian Shortall), las otras dos poco o nada tienen que hacer, pero fuera de esto tenemos un drama familiar que se siente natural, sin necesidad de aspavientos, exageraciones ni vueltas de tuerca, simplemente una familia donde el padre sabe como manipular a sus hijas, estas como exasperar a su padre, y todos los puntos débiles y fuertes de todos, al final todos terminan hastiados y desesperados con los demás, pero también felices de tener esa conexión familiar que debe ser indestructible, casi como el fantasma que persigue a Leo para no dejarlo escapar de su pasado/familia.
Calificación: Bien




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