4/4/20

Cinecritica: El Sacrificio del Ciervo Sagrado

EL SACRIFICIO DEL CIERVO SAGRADO (THE KILLING OF A SACRED DEER, REINO UNIDO - IRLANDA, 2017)
El director y guionista Yorgos Lanthimos trajo esta cinta entre "The Lobster" y la magnifica "The Favourite", y como estas es de gran nivel, al inicio solo vemos una pantalla negra con música y dura tanto que llegamos a desesperarnos y desear que la cinta ya comience, como si no lo hubiera hecho, Lanthimos conciente de esto nos pone de golpe una cirugía a corazón abierto totalmente explicita y nos sentimos incómodos, de hecho un poco culpables por desear que pasara algo, esta es la temática que seguirá la película de aqui en adelante, haciéndonos sentir incómodos en todo momento pero sin poder quitar la vista de la pantalla, porque la película logra succionarlos hacia lo que nos cuenta y de aqui en adelante solo podremos estar pendientes aunque somos conscientes de que el final es inalterable, lo suponemos, lo tememos, y aun asi queremos ser participes de ello.

Desde el inicio el director nos presenta un simbolismo fuerte y duro, algo que se repetirá durante toda su obra, despues de la cirugia se quita los guantes, sus manos estan inmaculadas y limpias, de hecho mas adelante se hace hincapié en lo hermosas y blancas que son sus manos, es decir son puras, pero nosotros desde el inicio sabemos que se han manchado con sangre, aunque no se noten, este tipo de referencias, simbolismos y juegos son lo que le dan mas valor a la historia. El cirujano cardiovascular Steven (Colin Farrell, perfectamente detestable) tiene una posición privilegiada en el hospital donde trabaja, en la sociedad donde pertenece a la élite de arriba, y hasta personal con una bellisima esposa, la oftalmológica Anna (fabulosa Nicole Kidman) que es capaz de cumplir los caprichos de su esposo en al cama, un extraño fetiche de ¿cadáveres?, con tal de tener una vida acomodada y elitista, tiene dos hijos que parecen ser ángeles puros e inocentes que solo se dedican a estudiar y a respetar a sus padres, Kim (Raffey Cassidy) y Bob (Sunny Suljic).

Steven tiene una extraña relación con un adolescente casi adulto, el enigmático Martin (hipnotizante Barry Keoghan), pasa tiempo con él, le da regalos, come con él, hasta le enseña su vello corporal, es decir pareciera que quiere tener contento al joven, uno que actúa bastante extraño por cierto, hasta este momento no sabemos que pensar, Steven tiene una vida acomodada y feliz, con una familia educada que lo ama, y pierde el tiempo con un joven que obviamente no esta en su nivel socioeconomico ni intelectual, no queda mas que pensar lo peor, de ambos, una relación fuera de lugar quizá, un escape del padre hacia un mundo diferente o la juventud, que lo tomo como un protegido sin adoptarlo, pero hacia la mitad de la cinta las cosas dan un giro inesperado cuando Martin se meta completamente a la vida de Steve y este ya no cumpla sus caprichos al cien por ciento, no se puede revelar mas de la trama ya que las sorpresas y giros son lo mejor que tiene esta obra de Lanthimos pero baste decir que es una actualización de la mejor/peor tragedia griega.

Tomando como referencia el mito de Agamenón, un Rey griego que debe partir a la guerra contra los troyanos ya que los vencerán como les indico un oráculo, el mito tiene muchas versiones pero lo principal es parecido, Agamenón o uno de sus hombres cazaron a un ciervo sagrado de Artemisa, por error/diversion, y la diosa furica no permitió que corriera el viento encallando los barcos, y soltando una peste para matarlos, la única manera de calmar su ira era sacrificando a su hija Ifigenia, frente a la presión y las ansias de gloria la sacrifica, tiene múltiples finales pero el punto es que Artemisa obligo al rey a sacrificar a su propia hija y este accedió frente a un futuro mas nefasto de negarse, es decir el destino como loza ineludible, la vida del mortal atado al simple capricho y diversión de los dioses, y por supuesto, la justicia, una que pide una compensación reciproca, algo impensable en estos días, Lanthimos abraza la tragedia, destruye la unión familiar, nos enseña lo que en verdad habita en lo profundo de esos seres morales y refinados, con diálogos mordaces y dolorosos.

Los que antes veíamos como personas fuertes y humanas se ha reducido a cobardes egoístas, Anna dice que pueden tener mas hijos, la hija se convierte en una adolescente caprichuda, y el pequeño juega a ganarse el amor del padre que nunca le intereso antes, en tanto Steven sigue siendo el mismo pusilánime que no es capaz de aceptar sus errores, incapaz de aceptar su responsabilidad, no solo al inicio sino en ese mismo final a lo Haneke, todo esto con la violencia y misántropia del mencionado director, una premisa buñueliana y una puesta en escena que nos recuerda a Kubrick con escenarios pensados perfectamente y una cámara calibrada al milímetro que hace zoom in/out de tal manera que nos enseñe algo incomodo o que nos ponga totalmente claustrofobicos, sumado a una inquietante música que nos pone todavía mas incómodos y unos personajes que se saben meros objetos de una tragedia que los rebasa, al final no hay mensaje, se ha hecho justicia ¿divina? la única que podía poner las cosas a mano, una critica al sistema medico que exonera a los médicos negligentes son indiferentes a la vida y arrogantes, en una cinta que cambia del thriller hacia el mas puro terror, y un apunte final, aunque la decisión final es cobarde no parece tan azarosa cuando se cumple con las preferencias mostradas al inicio, un mensaje horrible que por desgracia es muy real.

Calificación: Muy Bien

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