29 noviembre 2025

Cinecritica: Licorice Pizza

"LICORICE PIZZA" ("IDEM", ESTADOS UNIDOS - CANADA, 2021) DE PAUL THOMAS ANDERSON
El aventado y seguro Gary (Cooper Hoffman, muy bien) esta haciendo fila para tomarse la foto escolar, cuando de pronto ve a la delgada Alana (Alana Haim), una trabajadora del fotógrafo que tiene que aguantar las nalgadas de este, en una época mucho mas permisiva como los inicios de los años setenta, el chico de 15 años ni tardo ni perezoso se sale de la fila, le habla y de
buenas a primeras comienza a presumirle quien es, que hace, y lo que será en el futuro, además de que con buena labia la invita a cenar, al chica judía de 25 años lo batea una y otra vez, riéndose del chamaco persistente que tiene los pantalones de invitarla frente a todos, y con la seguridad de que lograra su cometido, tiempo después vemos a Gary platicar con su hermano menor diciéndole que encontró a la mujer con la que se casara, para este momento ya sabemos que clase de persona es Gary, una que actúa antes de pensar, que lo hace casi por instinto, y que tiene la seguridad y convicción suficiente para que todo le salga bien, o por lo menos lo acerque a un mejor resultado.

Así que más allá de una historia de amor toxico ¿hay de otros? juvenil, tenemos un grupo de viñetas que viven los dos personajes, juntos o por separado, que van de lo dramático, a lo exasperante, lo hilarante, lo cotidiano y lo surrealista, todo ello siempre interesante, así que uno se encuentra al principio pensando sobre que trata la cinta, tratando de adivinar la trama principal, y antes de que nos demos cuenta estamos totalmente inmersos en ella, en estos dos muchachos, sus vivencias, sus tonterías, sus errores, sus orgullos, y sus dinámicas familiares, y a final de cuentas deseamos lo mismo que ellos, solo que no se han dado cuenta, queremos verlos felices y juntos, por lo menos yo deseaba eso, a pesar de la diferencia de edad, de hecho esa es la única parte que une toda la cinta, cuando están juntos con todo y desavenencias, cuando están separados extrañándose y preguntándose por el otro.

Todo esto en medio de ese ambiente setentero del Valle de San Fernando que resulta tan natural, en los carros, las casas, la ropa, los peinados y todo el diseño, que uno termina olvidando que esta viendo esa época pero siempre disfrutando la magia de esos años tan nostálgicos y diferentes, mención especial merece el soundtrack que con nombres como The Doors, Paul McCartney, Chuck Berry y David Bowie hacen una delicia para los oídos los momentos donde aparecen, con esos discos de vinilo que ahora son tan cotizados, por otro lado la fotografía también ayuda a remontarnos a esa época, y hasta la edición, sumada a la siempre bienvenida banda sonora de Jonny Greenwood, el colaborador habitual de Anderson y que esta vez de nuevo da en el clavo, pero haciendo lo mismo que el director, fusionándose con la historia de tal manera que parece no existir.

Cosa que como apunte, también sucede con la dirección, que no esta exenta de grandes momentos, la edición es genial, Anderson sabe como grabar, donde poner la cámara, y como manejar los tiempos y tonos, de hecho tiene algunos travellings sorprendentes, y más aun, los usa como base fundamental para su narrativa, esta historia de amor, que aunque complicada, se aleja bastante por lo optimista y linda que es, a la enfermiza historia romántica de "Phantom Thread", la obra maestra por excelencia del director,  de tal manera que las más de dos horas se van en un suspiro, desde la primera cita y Alana viajando como tutora del adelantado niño actor que se da el lujo de pegarle un madrazo a Lucille Ball, pero es derrotado por un clasista actor judío (Skyler Gisondo) que pierde oportunidad por su ridículo ateísmo, para reencontrarse con el negocio de camas de agua de Gary, pelear de nuevo cuando este tenga avances con otra chica, y reencontrarse en un ridículo intento de acrobacia por parte de Jack - que en realidad es Willian - Holden interpretado por un Sean Penn riéndose de si mismo.

Cuando llega la crisis petrolera el negocio se viene abajo, y la ultima entrega es al siempre eufórico Jon Peters (Bradley Cooper, pasándose de rosca más que adecuadamente) vemos como lidian con él, con todo y destrucción de casa y carro deportivo, mientras este amenaza gasolineras, corre detrás de chicas, y actúa como un desquiciado, es aquí que Alana entra en crisis existencial y decide hacer algo valioso trabajando en la política con el gay de closet Joel Watch (Ben Safdie) que hasta tiene subtrama de posible ataque, todo esto mientras Gary monta su nuevo negocio de maquinas de juego hasta hace poco ilegales, para entonces queda claro que Anderson esta haciendo un homenaje/parodia a la industria del entretenimiento, con tantos personajes caricaturizados, y atacando a una industria que saca lo peor de las personas, como con esa aterrante directora de casting encarnada excelentemente por Harriet Sansom Harris, pero más allá de eso, también una dulce historia de amor entre el cínico Gary y la escurridiza Alana que en el final por fin dice lo que el protagonista y nosotros hemos querido escuchar desde un inicio.

Calificación: Notable

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