Dos jugadores están disputando un despiadado partido de tenis a finales de los noventa, se nota una gran tensión, indudablemente son rivales, y el director nos presenta tomas de los atléticos cuerpos en su máximo esfuerzo, empapados, acalorados, llenos de adrenalina, cual si estuviéramos ante una sensual representación simbólica de una relación íntima ¿entre dos enemigos? En tanto una mujer mira atenta en primera fila pendiente no solo del juego, sino de todo lo que hagan los dos jugadores, sus ademanes, sus gestos, sus tics... En tanto los espectadores no tenemos ni idea de que sucede, pero desde este momento Guadagnino nos tiene intrigados y gana por completo nuestra atención con ese desatado inicio donde parece que tenemos a dos personas teniendo intimidad por medio del deporte, algo que no esta nada alejado de la realidad ya que las mismas palabras son enunciadas por la protagonista en cierto momento del metraje.
Por cierto, la atención ganada ya no perderá durante toda la cinta, sin duda la mejor de su carrera para el director, sobre una amistad fraternal qué será reemplazada por un tenso triangulo amoroso, ya que el atrevido, desinhibido y fogoso Patrick Zweig (Josh O'Connor, bien) competirá con su amigo del alma, el frío, endeble y tibio Art Donaldson (Mike Faist, bien) por la atención de la inalcanzable Tashi (una brillante Zendaya en el mejor papel de su carrera), una apasionada y obsesiva tenista que tiene todos los reflectores y esta en camino de ser una estrella, además de dejar boquiabiertos a todos los chicos que la ven, así que Art y Josh, justo después de ganar el torneo de dobles, y a punto de enfrentarse en la final individual, conocen como no queriendo a Tashi en la fiesta de premiación de ella, y no dudan en ir tras la chica sin que se decante por ninguno de ellos, sino que aun a su "pesar" los haga luchar por su amor.
Es así que comienza una competencia al más puro estilo del cine antiguo, a la época de oro del cine mexicano, y mediados de siglo del norteamericano, donde dos amigos/rivales intentan ganarse el uno al otro, y como casi siempre, la manzana de la discordia es una mujer, todo esto con el tenis como telón de fondo, pero que no solo se remite a ser un decorado, o el ambiente de los personajes, por el contrario, este siempre se usa como metáfora de las relaciones, y la lucha por el poder, tanto así que su espíritu se traslada a la dirección, como en esa escena donde dos personajes discuten y la cámara va y viene entre ellos como siguiendo a la pelota en un partido de tenis, o la obsesión de Tashi por este deporte de manera sensorial, de tal manera que a pesar de ser una cinta increíblemente sensual no necesita sexo grafico, porque en realidad trata más sobre la sensualidad del poder, de la lucha de este, y como vuelve más atractivas a las personas.
Todo esto siempre con una gran carga erótica - no podía ser de otra forma con Guadagnino -, de tal forma que compartir un hot dog, pegarle un mordisco a un plátano, arrebatar un churro, o tocar un muslo se siente como algo muy tenso, y es que como les dice Tashi a los mejores amigos, ella no es una rompe-hogares, es decir, no quiere meterse entre ellos, porque sabe que a final de cuentas este par de compadres se quieren más entre ellos de lo que jamás querrán a una mujer, una regla que elige romper porque le encanta ser manipuladora, después de todo es mujer, disfruta tener el poder, como en esa escena de la habitación, lo que causa que inevitablemente la amistad tenga que quebrarse en algún momento, pero no sabemos como ni porque, y esos saltos en el tiempo de adelante para atrás a adelante, en medio, adelante, más atrás y un largo etc. que abarcan trece años, son muy bien usados para tenernos siempre pendientes de que sucedió, sucede y sucederá, por supuesto mención especial a esa hermosa fotografía y a la majestuosa banda sonora que cargan la cinta, y que entregan juegos tan dinámicos y emocionantes qué uno termina genuinamente interesado por los partidos.
Finalmente esto va sobre una amistad alimentada por la rivalidad, con una fuerte carga homoerotica, al final quizá el par de masculinos hombres solo pelean por la misma mujer porque no se animan a ser pareja entre ellos, y esos triángulos amorosos qué como en el cine de antaño se resuelven de una sola manera, ¿para que pelearse por una mujer si todas son iguales? ¿Si son tan cambiantes que solo persiguen la hipergamia? Y que, aunque las mujeres engañen, mientan, jueguen y manipulen, lo único que siempre queda es la amistad del amigo, una que puede darnos los mejores momentos como ese frenético clímax final con impresionante banda sonora que pone la piel de gallina y nos hace gritar junto a Zendaya "¡VAMOS!" en plan histérico al borde de las lágrimas de felicidad, aplaudiendo como desquiciada, en efecto, Guadagnino lo logro...
Calificación: Excelente





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