Cinecritica: Correr para Vivir

"CORRER PARA VIVIR" ("IDEM", MEXICO, 2024) DE GERARDO DORANTES

Un tipo corre como perseguido por el mismísimo diablo, y no esta lejos de la realidad, ya que llega una camioneta de donde baja un tipo armado que le apunta con un francotirador para acabar con él a pesar de la distancia, elipsis un tiempo atrás donde conocemos a los hermanos Rarámuri Omero (Vladimir Rivera) y Capo (Manuel Cruz),

quienes son muy apegados pero con una fuerte rivalidad limpia, Omero es bastante flojo para ser tarahumara y sueña con ser corredor, en tanto su medio hermano es bastante ligero en su forma de ser, parece llevarse mejor con sus padres, tiene una novia que lo quiere y es tan desenvuelto que no duda en irse a una fiesta al pueblo, tanto que en una carrera es el indiscutible ganador ganando la atención del entrenador/manager Norman Nelson (Martijn  Kuiper), pero Capo lo rechaza de forma grosera para ponerse a trabajar como mula para los narcos del lugar, y así casarse y hacerse una bonita casa en tiempo récord.

En tanto Omero intenta por todos los medios hacerse corredor abordando sin cesar al entrenador norteamericano, mientras trabaja la tierra de su padre y sigue soñando despierto, el comodino Capo casi es capturado por los militares, escapando apenitas pero perdiendo la mercancía en el proceso, lo que viene después es lo que nos dice la película que han sufrido los tarahumaras desde que el narcotráfico se apodero del país, este grupo de delincuentes liderado por el mestizo y el sangriento Jacinto (Osvaldo Sanchez que también compuso y canta la canción principal de la cinta) se apoderan de Capo y su familia obligándolos a trabajar para ellos, quemando su milpa donde tienen que sembrar amapola y teniendo que llevar mucha mercancía por la sierra tarahumara de a gratis, donde el par de hermanos se topan con otro cartel, el peligro de la sierra, las serpientes y el tiempo contado, la denuncia que hace Dorantes es clara, en esos lugares alejados de la mano del gobierno y de la misma sociedad los delincuentes hacen lo que quieren, algo que ya ha alcanzado hasta a las grandes ciudades.

Pero Dorantes no se queda en la denuncia, no se regodea en la miseria y la violencia, pero tampoco rehúye de ella como muestra en cierta escena impresionante, en lugar de eso nos entrega un relato doloroso, realista y encabronante sobre un rarámuri que tiene que lidiar con lo peor del país, sea un padre casi mudo que batalla para demostrar que lo ama (Elegio Meléndez), sean sus propios allegados que lo discriminan llamándolo Chavochi, sea el gringo que lo demerita por ser mestizo, y hasta los mismos delincuentes que al no verlo envalentonado como su hermano lo piensan débil de carácter, quizá por ello el tímido Omero termina cayendo tan bien, el soportar lo que le escupe la vida, el esforzarse por lograr sus metas, y usar a su favor lo que la vida le entregue hacen que uno quiera su éxito, sea en las carreras como su ídolo Arnulfo Quimare, sea con el reconocimiento de su familia, y sea con la victoria contra ese cáncer imborrable que tiene carcomido a México, todo esto con escenas llenas de tensión y un tercer acto genuinamente emocionante que cierran con broche de oro esas hermosas postales de la sierra y de esa orgullosa comunidad que por lo menos alza la voz frente a lo que vive.

Calificación: Bastante Bien