Toño (Damián Alcázar, bien) es reemplazado de su trabajo por un perro, asi que el velador ya entrado en años solo encuentra empleo en una gasolinera en medio de la nada, donde por casualidad se topa con uno de sus compañeros de trabajo de hace muchísimos años, quien le ofrece empleo como encargado de pintar la linea amarilla de una carretera, el tipo se niega porque carga sobre sus espaldas la culpa de un accidente de su pasado en el que no pudo estar presente pero ante las pocas posibilidades acepta, su equipo esta conformado por el serio Gabriel (Joaquín Cosio, bastante bien), el parlanchin Atayde (Silverio Palacios, bien), el burlón Mario (Gustavo Sánchez Parra) y el flojo Pablo (Américo Hollander), claro que este es solo el inicio de sus aventuras en una road movie a pie donde los personajes se conocerán poco a poco y nosotros seremos participes de esto mientras sus relaciones se hacen cercanas y aprenden algunas cosas valiosas en el camino.
Con una maquina y jugandose la vida el equipo camina por la carretera con los chalecos y banderas en un empleo que resulta bastante entretenido de ver pero debe ser increíblemente pesado de hacer, y la historia escrita por el también director Celso R. García nos va regalando algunos buenos momentos mientras nos descubre a los personajes y profundiza en sus relaciones, Toño no solo carga con el demonio de ese accidente, también sufre por su esposa muerta y su hijo alejado lo que causa que sea amargado, Gabriel es un conductor que esta perdiendo la vista y necesita una operación, Atayde era el tramoyista de un circo al que nunca se le acaban las anécdotas, Mario es un ladrón que pelea contra su propia naturaleza, y Pablo no es flojo sino todo lo contrario, es un joven soñador que desea irse al otro lado con su hermano.
Es cierto que la dirección es convencional pero la historia bien estructurada, menos algunos momentos como ese fatal romance casi al final, y cuatro actores que siempre estan bien logran que la cinta se deje ver y uno termine con una bonita sensación sin que vaya mas alla, y es que ver a estos cuatro actorazos es un deleite sin importar lo que hagan, y el director lo sabe y les saca jugo a su carisma dándoles libertad y algunos diálogos pensados, de hecho la cinta esta tan bien hecha que termine genuinamente interesado en ese oficio y algunos mas que damos por hecho aunque estén siempre ocultos, tanto que la siguiente vez que pase por donde estén pintando lo haré con consideración y curiosidad para no ser el terrible villano del final de la cinta, por cierto, la escena de la perra manejando la maquina mientras la festejan es la onda jaja.
Calificación: Vale la Pena
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