Ahora si, la cuarta película de Fritz Lang que no es un drama como se piensa sino una tragedia en todo el sentido de la palabra, basada en la obra "Madame Buttlerfly" en la que Lang se da el lujo de cambiar algunas situaciones afectando de cierta manera la trama pero dejando el mensaje principal que no es otro que el honor del pueblo japonés, la misoginia que sigue reinando en la actualidad y por supuesto la poca honra de los extranjeros en comparación con los japoneses, asi en la versión original el que se aprovecha de la pobre e ingenua madame Buttlerfly es un americano que solo quiere un amorío y al que prácticamente le vale dejar un hijo en Japón aunque este se muera de hambre, aquí es cambiado por un europeo para que asi les sea mas familiar al publico alemán, pero ese no es un cambio radical como si lo son otros factores.
El hecho de que aquí el principal villano sea un depravado monje budista que se encarga de preparar todo para que O-Take-San (Lil Dagover, bien), la hija de un terrateniente, sea sacerdotisa y satisfacerse, pero la chica no quiere y por ello el monje engaña al emperador para que este le pida la vida al terrateniente, cosa que no duda y que deja desamparada a O-Take-San quien se prepara para convertirse en monja, después escapa y es vendida como Geisha, para inmediatamente encontrarse con el joven marino (Niels Prien) que la pretendía cuando se preparaba como sacerdotisa y casarse con el, el tipo la deja y vuelve a su hogar con su mujer mientras la pobre chica tiene a su hijo y no acepta los acercamientos de cierto príncipe por esperar al europeo.
Todos sabemos que al final el tipo volverá con todo y esposa, que se llevara al niño y que a la pobre japonesa no le quedara otra salida que la misma que tuvo su padre y que le da titulo a la cinta pero aun asi es doloroso verlo y mas aun porque todos los personajes son nefastos y se dedican a hacer de la vida de la chica un infierno, sea el monje, el criado de este que la vende, el propietario de las geishas en la "casa de te", el marino infiel, el amigo encubridor, y hasta el mismo príncipe del que nunca se sabe si la amaba o solo la deseaba, y no solo son los hombres sino la esposa de Anderson a la que no le importa la otra con tal de ganar o ser la "buena", un desfile de escoria humana en la que solo la inocencia O-Take-San, aguantando todo, sin buscar venganza y con el amor y la esperanza como estandarte, bien por Lang que no deja títere con cabeza y aunque difiere de la original porque aquí la chica es completamente una victima y en la otra tenia parte de culpa por causar todo al irse con un marinero (cosa que aquí usa como escape) es igualmente valida, y quizá mas para la misantropía que quiere reflejar el director.
Calificación: Vale la Pena
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