El segundo largometraje de Patxi Amezcua simplemente no acaba de aterrizar, lo que si es que despega bastante bien como casi todas las cintas sobre personas desaparecidas, el problema es cuando tienen que resolver el asunto, todas quedan a años luz de "The Lady Vanishes" como es obvio pensar pero el problema es que ni siquiera terminan siendo productos aceptables, aunque aquí debo aceptar que si merece la pena verse solo por ver al inconmensurable Ricardo Darin desempeñarse tan bien como de costumbre. El abogado Sebastian Roberti (Ricardo Darin haciendo lo que sabe) llega para llevar a sus niños a la escuela y lo que es un simple juego de ellos bajar por las escaleras y el por el ascensor para ver quien gana se convierte en una pesadilla cuando los niños nunca llegan abajo.
O quizá si llegaron y el portero miente, o quizá los tiene un vecino depredador, o los sacaron por el sótano, o los tiene la firma de abogados contraria para que no se presente a la audiencia y pierda el caso, o el mismo policía del edificio esta confabulado, o simplemente alguien los secuestro en las narices de el, o quizá simplemente se los trago la tierra por inverosímil que resulte, en esta primera hora las cosas se mueven bien con Darin totalmente desesperado y desquiciado pero cuando piden el rescate la premisa decae para finalmente cerrar con una vuelta de tuerca que no resulta del todo satisfactoria, aunque tampoco lo del secuestrador con rescate dejaba a uno tan tranquilo.
Lo que si es que la puesta de imágenes de Amezcua no es mala y como mencione el reparto es de lujo, comenzando con Darin y siguiendo con Belen Rueda, Osvaldo Santoro, Luis Ziembroski, etc., y una banda sonora con una producción quizá por encima de la historia de la cinta que de tomas formas si uno pone la mente en stand-by resulta muy entretenida.
Calificación: Palomera
Calificación: Palomera
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