El chico del titulo habita en una distopia donde una sola familia tiene el poder total, son los mas ricos y poderosos, al grado de hacer y deshacer, por lo que se dan el lujo de cada año asesinar públicamente a sus enemigos y detractores, y así mantener el orden, esto le sucede a nuestro protagonista que pierde a toda su familia - incluida su amada hermana - a manos de los poderosos Van Der Koy, el pequeño essalvado por un cínico chaman (Yayan Ruhian, bien) que se dedica a entrenarlo día y noche sin descanso para que puede perpetuar su venganza, este crece hasta convertirse en un Bill Skarsgard de acero con estomago de lavadero que viste ochentero con todo y chaleco rojo llamativo, como si saliera de un juego beat 'em up, esto por cierto, es la gracia de la cinta, que nunca se toma a pecho y en lugar de esa pesadumbre y seriedad que uno sufrió en "Monkey Man" y hacia donde parecía dirigirse la saga "John Wick" con su ultima entrega, apuesta por un estilo desenfadado que cae bastante bien, después de todo en estas películas lo que uno viene a ver son los catorrazos y guamazos.
Después de entrenar fuertemente con todo y alucinaciones por ahí y por allá, y pesadillas con la muerte de la familia el pequeño va desarrollando cada vez más rencor, tratado mal hasta por la misma persona que lo salvo, pero consciente de que tiene que volverse invencible para poder derrotar a esa dictadura, todo hasta aquí se escucha bastante convencional pero como anote antes, el estilo de la cinta la diferencia, tenemos a un protagonista sordomudo que muchas veces no entiende lo que le dicen los demás - el que nunca entienda los labios del negro es tan políticamente correcto como hilarante -, así como su imaginaria voz de presentador de peleas callejeras, como ese videojuego que disfrutaba junto a su hermana, y que esta tan alienado que hasta se da el lujo de hacer posees y celebraciones porque... ¿ por que no? sumado a que el espíritu/fantasma/alucinación de su hermana (Quinn Copeland, una agradable sorpresa) lo acompaña para todos lados, apareciendo en los momentos más inoportunos tanto para ayudarlo como para torturarlo, hacen de esto lo suficientemente original para no quedar como una cinta de venganza más.
Todo esto con muchísimo humor negro y ridículo que casi siempre funciona, muchísimo estilo ochentero y videojueguil, peleas coreografiadas acertadamente que se diferencian de otras y que no le piden nada a la saga de "John Wick", que por su mismo desenfado tiene momentos como la pelea del ¡rallador de queso! con esa cámara en movimiento que nos regala tomas largas, seguimientos a personajes, planos secuencias y hasta da volteretas alrededor de la acción para que no nos perdamos de nada siempre en vivos colores que le dan mucho estilo, y con un reparto impecable con Michelle Dockery luciendo como una sádica encargada de publicidad y medios, un Brett Gelman como ese villano con consciencia con sueños frustrados, Andrew Koji con vis cómica, el siempre bienvenido Sharlto Copley luciendo con la enjundia de siempre, y mi querida Jessica Rothe que aun no ha podido establecerse como debería por su talento.
Únicamente Famke Janssen queda debiendo en su papel, por el contrario de Skarsgard que no solo obtuvo el físico idóneo para este papel sino que bordea perfectamente un personaje sordomudo, que no habla y solo debe mostrar todo por medio de gestos, logrando que en verdad parezca que la voz de H. Jon Benjamin viene de su cabeza, y con una vis cómica impresionante, tanto en timing como en movimientos, sumando que hace muchas de las coreografías y tomas de riesgo, se le nota entregado al proyecto, se nota que disfruto tanto dando como recibiendo fregazos y ese amor-alegría por el trabajo se nota en pantalla, lo transmite y se agradece.
Calificación: Bien





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