Un thriller erótico mexicano no parece mala idea, después de todo no es un genero que no se toca mucho el país, pero cuando el producto resulta todo menos erótico, es que tenemos un problema, en pocas palabras, no puede existir un thriller erótico sin erotismo, y este producto en particular no tiene nada de erótico, no porque no cuente con actores que puedan hacerlo sino porque el director no sabe como realizarlo, y en parte porque el guion no da para tanto, de hecho las escenas sexuales se sienten hasta fuera de lugar, si no existieran no afectaría en nada, y eso en un thriller erótico no puede ser, las escenas sensuales/sexuales deben formar parte intrínseca de la historia y la puesta en escena, y por otro lado, esto no tiene nada de thriller erótico, sino que más bien apuesta por ese genero de engaños con vueltas de tuerca que se tan de moda estaban iniciando el milenio.
Sebastián (Diego Boneta incapaz de quitarse el acento fresa) es un estafador que aprovecha sus encantos para hacer tontas a quien se deje, pero en especial a mujeres, con quienes además puede revolcarse, con una forma clara de ver la vida de que todo son transacciones, y solo hay que saber que busca el pichón en turno, sea una actriz despechada (Stephanie Sigman), una crédula ambiciosa (Mariana Zaragoza) o una anciana con síndrome de salvadora (Ofelia Medina), con el dinero que ha juntado puede retirarse, pero cuando le cae del cielo la oportunidad de aprovecharse de la esposa de un ricachón sin escrúpulos, no la deja ir, el problema es que, como le dice su mejor amigo y compañero de fechorías Maclo (Alejandro Speitzer), esta pensando con el "chile" ante la sumisa, quebrada e insegura Carolina (una limitada Martha Higareda), que de pasar a ser la posible victima, se convierte en la damisela a salvar del empresario delincuente.
Desde el inicio uno sabe por donde van a ir los derroteros, el problema es que el viaje no es tan interesante como debería ser, y dura demasiado tiempo en arrancar, perdiendo demasiado tiempo en una historia de amor sosa, y si bien es cierto que el villano empresarial Ángel Correa, esta muy bien interpretado por Alberto Guerra que en si siempre ha parecido eso, lo demás es demasiado plano, y uno al igual que el desesperado Maclo, ya sabe como va a acabar esto, así que cuando llega no es tan sorprendente, y lo que es peor, quiere ser tan sorpresivo y apantallante que resulta no poco creíble, sino de plano increíble, uno no termina de comprarla, no solo porque todo es inverosímil y fantasioso, sino por la actuación de Higareda (el papel era más para Sigman pero ella no produce a diferencia de Higareda, así que ni modo) que no da para tanto, y si a eso le sumamos un final super ñoño donde todos son felices para siempre (hasta personajes que estorban como la hermana) por obra del guion, y se nos olvidan las bajas porque resulta que ni nos importaban esas personas, no queda más que voltear la cara con pena ajena.
Calificación: Churro



No hay comentarios:
Publicar un comentario