La obra de Mary Shelley es inalcanzable, de una grandeza tal que a la fecha no existe nada equiparable, y quizá también inadaptable, por lo menos cuanto a calidad se refiere, y es que en su aparente sencillez es uno de los mejores libros que he leído en mi vida, y las audaces ideas que son tratadas en el mismo, son en este momento más pertinentes qué nunca, el pensamiento religioso, la crueldad inherente al hombre, su desafío a la naturaleza y a Dios por parte de nuestra vanidad, y esa búsqueda de avance científico donde nada importa, más que el avance porque si, aunque luego nos arrepentimos, el ejemplo más reciente las IA y el posible acabose de la económica para los más necesitados, la obra maestra de Shelley toca estos y muchísimos temas más con inteligencia y sensibilidad, por ello mismo al terminar la cinta no pude más que pensar que esto habría funcionado mucho mejor con mucho más Shelley y menos del Toro.
Habiendo dejado este pensamiento sobre la mesa, no debe criticarse una cinta por lo que le falta sino por lo que hay, y aún a pesar de sus muchos fallos y variados errores, la cinta de Guillermo del Toro -una que deseo realizar toda su vida- es una obra de innegable calidad, primero lo obvio, la producción es majestuosa, se nota el dinero invertido qué se usa muy bien, el diseño de producción es muy bueno, el maquillaje es muy trabajado, el vestuario es exquisito, la fotografía es hermosa, y la banda sonora es de gran calidad, los efectos prácticos son exquisitos, no puede decirse lo mismo del cgi qué en algunos momentos canta de tal manera que no pude evitar voltear la cara ante los gráficos de videojuegos de hace décadas, en pocas palabras, la factura técnica es impecable más allá de algunos errores groseros pero muy puntuales, y esto mismo aplica para la narrativa de la cinta, que tiene sus mejores momentos e ideas en los que toma del libro, más algún que otro apunte del director, pero que hace aguas en otros que mete el mismo que solo empantanan el asunto.
La historia por todos conocida sufre grandes cambios, lo que vemos aquí es una historia dividida en tres, en el primer capítulo vemos la infancia de Vincent Frankenstein (Christian Convery) quien es abusado por su estricto padre (Charles Dance) del que cree que dejó morir a su madre (Mia Goth), a partir de este momento se obsesiona con vencer a la muerte retando a todo el gremio científico, en el segundo capitulo, la narración que le hace al capitán de un barco, es empujado a lograr su meta cuando un ricachón capitalista (Christoph Waltz) lo financia, dándole vida a la criatura (Jacob Elordi), pero cuando Víctor (Oscar Isaac sobreactuado) no nota inteligencia en él comienza a maltratarlo, además de que nunca tuvo un plan de que seguía después de lograr otorgar una vida, lo que sigue lo conocen los lectores del libro, su creación deambula por el mundo aprendiendo de nosotros, y regresa a su padre creador para pedirle una compañera, al no poder cumplir su deseo (en esta versión se niega) no se lo toma nada bien, terminando ambos en ese infierno ártico en busca de mutua destrucción
La historia ofrece grandes momentos salidos de la letra de Shelley, y otros que son saqueos/homenajes a los clásicos cinematográficos del monstruo como la forma de otorgarle vida, pero la mayoría de los elementos añadidos por el director estorban -el personaje capitalista y su subtrama-, afectan -la fijación de Edipo recalcada-, alentan -ese recurrente Ángel de fuego y toda la seudo explicación del proceso de dar vida-, ridiculizan -Víctor caricaturizado, el capitalista como borrador, su hermano como patiño-, recalcando las ideas como sifuera adoctrinamiento -todos le dicen a Victor que el es el monstruo, se repite lo del mito de Prometeo, etc.,- modifican la idea principal -la infancia traumática de Víctor y el monstruo más guapo que galán del momento-, y hasta traicionan la idea del libro con cambios directos sobre la historia que terminan afectando la narrativa, así que si al principio la criatura mata a quien pueda luego resulta que siempre no y es un pan de Dios, haciendo que todo el inicio se convierta en un recurso facilón del director, además de una redención de pena ajena de un personaje que cambia de personalidad de acuerdo a cuantas gorditas se atracaba del Toro en la hora de la comida.
El director podrá decir misa de cuanto ama la obra original, pero queda claro que ama aun más su desorbitado ego, por lo que sus obsesiones se imponen sobre todo lo demás, con una criatura que parece un santo, un romance forzadísimo de esta con el objeto del deseo Elizabeth (Mia Goth again, brillando con look gótico), un villano -Frankenstein- al que se culpa de todo pero luego siempre no, y escenas de pena ajena como las de los lobos, en arcos que nunca pudo desarrollar adecuadamente, porque sus ideas chocan con las de Shelley, abandonando de forma total la complejidad ética y narrativa del libro para abrazar una telenovela, al final del Toro hizo su adaptación, que más que nada es la misma historia qué siempre le ha obsesionado con skin de Frankenstein (uno bello para acabarla de amolar), en esa comparación sale perdiendo, pero cuando sus obsesiones coexisten de manera efectiva o quizá efectista, es cuando la cinta brilla.
Sea en la relación abusiva padre-hijo que pasa de generación en generación, en ese apunte critico en contra de la guerra cuando los que las quieren y deciden andan tranquilamente dándose una vida de lujos desproporcionados, sea en ese momento moral cristiano cuando Frankenstein les dice a su hermano (Félix Kammerer) y cuñada que no importa que tenga a su creación encadenada ya que no comprende el bien y el mal, para recibir una bofetada con esa respuesta -"pero tú si"-, e incluso esa redención forzada qué no tiene sentido narrativo, pero si católicamente, donde ambos se perdonan, uno termina queriendo que del Toro hubiera hecho algo nuevo para no contradecirse en una cinta tan irregular, tan pantanosa, tan quebrada, pero aún con todo eso hizo una cinta hermosa, de gran calidad, no honrando a Shelley, pero si a su propio legado de amor a los monstruos incomprendidos.
Calificación: Bastante Bien



















































