Anatole "Zsa-zsa" Korda (Benicio del Toro) sobrevive a un nuevo intento de asesinato, que por lo visto para él ya son normales, pero como tiene una visión del cielo donde no es bien recibido, decide contactar a uno de sus hijos, la monja Liesl (Mia Threapleton) quien no solo no tiene interés en mantener contacto con él cínico magnate corrupto (¿hay de otros?), sino que directamente le cuestiona si son verdad los rumores de que asesino a su madre, y a las de sus ochos medios hermanos, por supuesto Korda niega todo esto, y ni siquiera le da importancia, ya que debe echar a andar el esquema del titulo, una megaobra que abarca todo el país, y que lo hará aun más millonario dejando un legado y una gran fortuna a la novicia, pero como unos burócratas quieren detenerlo a como de lugar, manipulan el mercado para que suban los artículos, y así hacer que la proeza sea imposible.
Por lo que de inmediato el multimillonario sale de viaje junto a su hija y su nuevo asistente noruego experto en insectos (Michael Cera, por mucho lo mejor de la cinta), y van recorriendo lugares en ese país ficticio, intentando recolectar el dinero suficiente para el emprendimiento, pero con todos en estado de negación, lo que se convierte en un juego de tiros de basquetbol, un enfrentamiento con comunistas en Francia, amenazas en alta mar, un matrimonio arreglado que no le ayuda en nada y el enfrentamiento con su hermano que se supone es el punto álgido de la cinta, todo esto en medio de una trama de espías con intentos de asesinatos, mucho dialogo financiero, en un intento de road movie, el detalle, es que todo esto nos es presentando en el clásico y amado estilo de Anderson.
Es decir, tomas fijas con tomas cerradas o media distancia, encuadres simétricos con una decoración super estilizada y recargada color pastel, manía por los chunches analógicos, vestuarios que calzan con el diseño de producción del momento, movimientos laterales tranquilos, movimientos arriba y abajo cortos, mucho fuera de foco en las acciones y personajes extravagantes que escupen sus líneas casi sin emoción y con poker face, aunque debo confesar que el hecho de que su estilo no cambie, evolucione ni mejore si es un problema, no es lo que me molesta de la cinta, después de todo ver estas casas de cartón en tamaño real mantiene su encanto, el problema es que la historia apenas esta trabajada, y conforme va avanzando va perdiendo interés hasta que llega el momento que uno espere que ya se termine y se acaben las vueltas que se sienten reiterativas.
De hecho, la única razón para soportar este soporífero viaje es la multitud de estrellas que aparecen, la mayoría desaprovechadas, pero que uno agradece ante el aburrimiento, así que por ahí están Tom Hanks y Bryan Cranston divirtiéndose de lo lindo, Scarlett Johansson, Bill Murray y Willem Dafoe desaprovechados, Riz Ahmed, Rupert Friend, Jeffrey Wright y un larguísimo etc. pero ni eso son suficientes para que esto funcione, y es que por más que la doble personalidad de Cera que parece nacido para actuar sin aspavientos y funcionar, y el viaje de la devota monja que descubrepaulatinamente que ama los excesos y el alcohol, no son suficientes para sostener esta trama, que además al final se pierde en una caricatura de excesos con Benedict Cumberbatch que solo esta ahí para decirnos que siempre no, que Anatole Korda nunca fue tan malo, que todo eran malentendidos, y que de la noche a la mañana se vuelve santo porque si, un malogrado desarrollo de personaje y narrativa que demuestran que Anderson esta estancado, aun más que su pésimo personaje principal.
Calificación: Mediocre














































