"EL CONTADOR 2" ("THE ACCOUNTANT 2", ESTADOS UNIDOS, 2025) DE GAVIN O'CONNOR Sinceramente casi no recordaba nada de la antecesora de esta película, si tenía vagos recuerdos de un contador con síndrome de asperger, que era un genio matemático, lo cual usaba para resolver casos legales de fraudes y cosas por el estilo, y además de esto contaba con habilidades que también lo hacían un héroe de acción, pero aparte de un Ben Affleck con un personaje compuesto a su medida (después de todo el tipo parece incapaz de mostrar sentimientos y reacciones reales en su actuación) , y una Kendrick qué en ese tiempo estaba de moda, no recuerdo nada de la cinta, solo que me pareció demasiado seria y algo aburrida, razón por la que no esperaba nada de esta tardía secuela que llega nueve años tarde, que para mi sorpresa, resulta mucho más entretenida de lo esperado.
Desde el inicio la cosa mejora notablemente, con Raymond King (J. K. Simmons) en una reunión con una fría mujer (Daniella Pineda) a la que le pide que busque a una familia, para inmediatamente ser atacados por un grupo de mercenarios, este será el detonante para la que la agente Marybeth (Cynthia Addai-Robinson) busque al "contador" Christian Wolf (el mencionado Affleck) para que le ayude a resolver todo el enredo de información, con múltiples fotos, incongruencias fiscales, multitud de personajes y documentos oficiales con información clave, cuando Wolff entra a la situación el rompecabezas empieza a armarse, y este nunca deja de ser interesante por más inverosímil que resulte, porque como en la primer cinta, uno tiene que aceptar muchas cosas muy poco creíbles y convenientes para que la trama no moleste.
Hasta aquí, la cosa se parece bastante a la primera, números que no concuerdan, complots empresariales y mafiosos, escenas de acción bien realizadas, pero con una diferencia crucial, esta vez no se toma en serio, y eso hace que soportemos las cosas fantasiosas como la mansión llena de niños genios y lo gratuito del protagonista, por lo que verlo intentar tener una cita por medio de esas usuales rondas para conocer pareja le saca a uno una sonrisa cómplice por lo torpe qué resulta el protagonista, y su tibio intento por comunicarse con los demás, casi como si fuera una especie de Monk menos traumado, pero lo mejor de todo es cuando se ve obligado a llamar a su hermano Brax (Jon Bernthal, robándose la cinta), un tipo igual de deschavetado qué su hermano pero de manera bastante distinta.
El Brax de Bernthal practica antes para amenazar en una llamada para conseguir algo importante para él, mientras se pasea en calzones, o platica de cine con una asustada joven en medio de una situación hilarante, o llega con su hermano reclamándole su indiferencia pero siempre echado para adelante, o sonríe cínicamente casi confesando ciertos asesinatos, todo esto siendo siempre expresivo y extrovertido, esta interacción de pareja dispareja es el alma de la película, con mucha química y personalidades tan opuestas qué se complementan, logrando que todas sus interacciones sean cómicas y hasta algunas dramáticas gracias al buen hacer de Bernthal, tanto así que uno llega al final de esta historia de más de dos horas sin llegar a aburrirse, más entretenida y recomendable que la primera, esperemos que la siguiente mejore aun más ya que esta pierde más de medio hora inicial con un personaje que después abandona y cuyo desarrollo es forzado, y con una matona cuyo desarrollo y creación dejan serias dudas.
Calificación: Competente
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