La siguiente película de Melies es una maravilla nuevamente, una locura surrealista que por supuesto nos lleva directamente a los sueños como lo dice su titulo, solo que aquí son pesadillas y por ello aunque no esta catalogada así la verdad es que si pienso que es una película de terror, o por lo menos una que da miedo, porque ese surrealismo, esos cambios exagerados, esos personajes diabólicos, no pueden mas que causar miedo, y para ser franco si causan escalofríos, todos y cada uno de ellos a no ser la encantadora chica que de nueva cuenta solo sirve para confiarnos porque esta en conjunto con los entes espectrales.
Un hombre (Georges Melies) esta dormido pero empieza a soñar, primero con una encantadora mujer a la que intenta cortejar pero esta se transforma en un diabólico negro con un banjo que lo atormenta y en realidad da miedo (además el chiste para los negros músicos es hilarante ya que se entiende), cuando el hombre se enfrenta el negro se convierte en un arlequín que de nuevo enchina la piel (desde entonces los malditos payasos) y este presenta a la luna que de una se mete por la ventana del cuarto del tipo y con una diabólica y burlona cara nos desquicia la mente (¡esos ojos, esa risa!)mporque en realidad esta luna da miedo.
Después de esto todos los que habían aparecido regresan para hacerle la vida (o noche) de cuadritos, hasta que logra despertar, escalofriante e imaginativo es todo lo que puedo decir, una reverenda locura del señor Melies que no escatima en personajes, ingenio y locura pesadillesca, los tres escenarios funcionan, los trajes, las transiciones, las marionetas, solo que al final el mismo Melies golpea el escenario y quita un poco el efecto, pero aun asi una obligación ver el comienzo del surrealismo, porque si, en efecto, con este filme nacería el surrealismo, una muestra mas del ingenio y genio del maestro.
Calificación: Muy Bien
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