La cinta del internacionalizado Fernando Meirelles comienza de buena manera con un conflicto dentro del vaticano tras la muerte del popular Juan Pablo II, es decir los conservadores con los liberales, ¿o progresistas?, unos representados por Joseph Aloisius Ratzinger (Anthony Hopkins haciendo suya la cinta) y los demas por varios pero en especial por Jorge Mario Bergoglio (Jonathan Pryce, bien) que termino siendo el unico que le dio batalla al cardenal aleman que era la mano derecha y la parte pensante y filosofica del papa anterior, asi despues de que Ratzinger se convirtiera en Benedicto XVI pareciera que veremos una historia de conflicto, traiciones y política sucia pero en lugar de eso vemos a Bergoglio siendo amado por todos en Argentina mientras pide su renuncia al papa en turno que esta hasta el cuello de problemas por culpa de la corrupción descubierta por un filtrador y los inacabables problemas de pedofilia.
Ratzinger le pide a Bergoglio que vaya a visitarlo y aunque este desea hablar de su renuncia el primero evade el tema y discute y debate con este sobre temas que le interesan, su postura sobre la homosexualidad, la pedofilia, el aborto, el celibato de los sacerdotes, la comunión de los excomulgados, y un largo etc., así mientras vemos como los dos pelean con agudeza también somos testigos de la vida de Bergoglio en flashbacks desde que era un niño hasta como líder de los jesuitas y su misteriosa relación con la dictadura argentina, y aunque es un deleite ver a estos dos actores en un duelo actoral, y en especial a Hopkins, la verdad es que la cinta va perdiendo el poco filo que mostró en cierto momento y termina siendo una historia que en lugar de enfrentar y poner sobre la mesa los problemas de la iglesia católica termina librando de culpa a los dos papas del titulo, a uno de sus equivocaciones "sin mala intención" de la dictadura y a otro de los casos de pedofilia aunque el mencionado ni siquiera le correspondió a él.
La cinta es demasiado amable y se siente poco sincera, ademas Meirelles graba casi en modo tele-filme y las pocas veces que se atreve a mostrar un simbolismo o algo asi termina dando pena ajena, eso si, acepto que las locaciones son hermosas, y aunque al inicio me preguntaba como consiguieron el permiso de grabar ahi la duda se despejo muy pronto porque es obvio que la cinta es un panfleto del nuevo papa Francisco ya que no solo libera de culpa a este por sus delitos pasados sino que lo presenta humano y cercano a la gente, con esa falsa humildad que Ratzinger solo menciona en una ocasión, de lo mejor de la cinta junto a esa linea de que Bergoglio no es Dios sino una persona, algo que el argentino no parece entender del todo, y por supuesto ese Franciscanismo de Meirelles que ademas nos presenta a Ratzinger como alguien hambriento del poder primero, y luego demasiado débil para sostenerlo, junto a detalles de corrupción, falta de humildad, problemas para entender a la persona común, y una arrogancia que no parece creíble, eso si, Hopkins es tan buen actor que termina ganando la partida y su papa Benedicto nos gusta mas, termina siendo mas carismático y sincero y hasta uno se divierte cuando ven la final del mundial juntos porque sabe que el pobre anciano despreciado e incomprendido por lo menos le ganara una al ahora papa Francisco.
Calificación: Palomera