Casey Davies (Jesse Eisenberg, extraordinario) es un solitario perdedor a mediados de sus treinta, es un perdedor tanto en su trabajo como en su casa donde hasta su mimado perro salchicha parece imponerse, es asi como tiene que salir de noche a comprarle comida y apenas despues de que un grupo de motociclistas le pregunten si tiene arma sera atacado despiadadamente al parecer solo porque si, al salir de terapia intensiva el tipo comienza a tener un verdadero pavor a salir fuera y a la noche por lo que decide por fin tomar cartas en el asunto y poder defenderse, su primera opción es comprar un arma pero termina llegando por casualidad a un dojo donde el Sensei (Alessandro Nivola, impresionante) es el típico macho alfa y termina despertando la curiosidad en el pobre protagonista que decide inscribirse para probar y que termina genuinamente seducido por lo que puede darle el karate, ademas de que el maestro se ha tomado el reto de convertirlo en todo un macho, o mejor dicho en sacar el hombre que existe dentro de él.
Claro que como notamos desde el principio este dojo no es uno normal, las normas de poder que promueve y los valores o mejor dicho anti-valores que se dan son todo lo opuesto a lo que enseñan en las artes marciales, su maestro se toma como algo personal llevar a Casey a tomar confianza, a cambiar su forma de vida y hasta darle consejos cual padre adoptivo, esto es muy importante ya que forman parte básica de los muchos mensajes y simbolismos de la cinta, ya despues la situacion comienza a cambiar de una sátira de un humor negrisimo a un extraño thriller y terminar en una parodia donde no se respeta nada ni nadie y que por eso mismo resulta tan increíble, con un final sorpresivo a forma de gag que da paso a una oscuridad perpetua por parte de nuestro extraño protagonista que finalmente tuvo una evolución loable y creíble durante el extraño viaje y logro su propósito, es decir convertirse en aquello que teme, o por lo menos en parte y quizá forma mas pensante y por ello mas escalofriante.
El director Riley Stearns que también nos firma el guion logra una película extraña y estrambotica que siempre cambia de piel y nos sorprende constantemente, nunca sabemos adonde va la cinta como tampoco lo sabemos con nuestros personajes, que eso si, nunca toman decisiones raras o contradictorias, o por lo menos que no se sientan orgánicas y naturales con su actuar y pensar, la cinta en primer lugar cuenta la historia de un pobre diablo que encuentra su lugar en el mundo, volveré a esto en el final, por otro lado es una rigurosa sátira de la hombría, del machismo, de todas esas formas y el actuar de los hombres o por lo menos lo que suponemos admirable, es decir el Sensei es un tipo misogino, imponente, violento, manipulador, controlador, pero también es carismático, atractivo y todo lo que siempre se nos dice que es lo que debe ser un macho alfa, detesta a las mujeres, aunque estas lo amen y odien al mismo tiempo como Anna (fantastica Imogen Poots) suelta frases misoginas por aqui y por alla, y por supuesto todos le siguen, los que lo siguen anhelan ser como él y la sátira esta ahi en todo momento, ya sea por los sobrios comentarios fuera de lugar, por la realidad tergiversada y por supuesto por los simbolismos como esas cintas como símbolo falico de poder.
Es obvio que Stearns también esta muy interesado en mostrar como funcionan las sectas, la manera en como Casey es acorralado de alguna forma para entrar en el dojo, el líder que tiene la verdad absoluta, el poder sobre los demas y la única opción de decisión, todos los que le siguen que solo esperan tener una valoración positiva del líder, en este caso el Sensei con sus cintas de colores, y por supuesto las cadenas de poder que existen en las sectas que aqui se ven hasta en el lugar que te sientas, y el personaje de Casey es la victima perfecta, un perdedor sin amigos que solo pasa su vida viendo televisión y alimentando a su perro, al que solo le habla su jefe en el trabajo y que queda todavía mas desprotegido al ser atacado, en cambio en el dojo, tiene amigos, compañeros, alguien a quien admira, una meta, se siente parte de un grupo sin importar que pierda la identidad propia, y bueno despues de reírnos de tonterías machistas como hacer sentadillas y carcajearnos con inobjetables comentarios misoginos solo podemos asustarnos de lo que esconden las sectas y finalmente maravillarnos porque el protagonista se ha convertido en algo que no era, no en un villano pero Stearns se da el lujo de decirnos que un poco de todo no es malo y al abrazar este tono grisáceo el final es todavía mas perturbador.
Calificación: Bastante Bien
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