EL HOMBRE INVISIBLE (THE INVISIBLE MAN, AUSTRALIA - EU, 2020)
Una mujer esta acostada con los ojos muy abiertos y se quita de encima la mano del hombre con quien duerme a quien ha drogado y que ademas le tiene un terror bestial, esto no lo sabemos con dialogo sino por la grandiosa puesta en escena de un ascendente Leigh Whannell, el colaborador habitual de James Wan, guionista de algunas cintas de la saga "Saw" y de la saga "Insidius" ademas de debutar con la tercera parte en la dirección, pero de esa película blanda y mala a esta tenemos un abismo de talento, Whannell filma con clase y seguridad, y nos regala grandes momentos como este inicio con los detalles ya mencionados, las cámaras, el plato del perro Zeus, y hasta una inoportuna alarma que termina en una carrera donde en unos segundos reafirmamos lo que temíamos, Cecilia (majestuosa Elizabeth Moss) es alcanzada por un segundo por su perseguidor y con eso entendemos todo, por ello lo que viene despues con ella escondida en casa de un amigo policía sin poder salir a la calle ya que cualquier situacion y persona la alteran es entendible.
O por lo menos es asi hasta que su hermana (Harriet Dyer, bien) le informa que su marido se suicido y que ya no tiene nada que temer, Cecilia se resiste a creerlo pero al final tiene que aceptar que ya puede empezar a dejar su pasado atrás y con todo y fortuna heredara de su marido, un genio de la óptica y multimillonario que había convertido su vida en un infierno manipulando su forma de vestir, actuar y hasta pensar, golpeándola y abusando de ella un día si y el otro también, pero algo no deja a Cecilia tranquila, mas adelante ella soltara un dialogo clave que explica su sentir, pero también para nosotros es obvio, despues de todo la cinta es sobre el hombre invisible y el marido de Cecilia es un genio óptico, atando cabos sabemos lo que pasara y no tarda en llegar que la vida de Cecilia se convierte de nuevo en un infierno, su cordura queda en entredicho con todos ya que ella y solo ella piensa que el tipo la acosa y la tortura siendo invisible.
Por supuesto aqui es donde el guion de Whannell muestra sus mas obvios simbolismos, nadie le cree a la mujer, ni su unico familiar, ni su amigo, menos la chica que solo se lleva bien con ella porque le paga la universidad y por supuesto no la policía que solo ve a una mujer histérica que no puede dejar atrás el pasado, justo como sucede en algunos, varios, muchos casos de la vida real con maridos y hombres abusivos que son un ejemplo para la sociedad, eso es justamente Adrian (Oliver Jackson-Cohen), un genio encantador y bien parecido que debajo de una fachada amable esconde un sociopata narcisista que se cree merecedor de todo y de todos, por ello mismo lo unico que no cede ante él es lo unico que desea al punto de obsesionarse y pasar todo el tiempo torturando a su mujer, tomándole fotos dormida, pisando una sabana, quemando un desayuno, saboteando su entrevista, drogandola y finalmente dándole donde mas le duele apartándola y aislándola para tomar lo que mas quiere.
Justo eso es lo mejor de la cinta, el terror psicológico y la ansiedad que nos causa un tipo revanchista y egocéntrico que justo no puede dejar a una mujer en paz porque ella no lo necesita, mostrado con los encuadres para dos personas donde no se ve nada, la cámara tomando un lugar vació donde suponemos esta el psicópata, y las múltiples formas de tortura que llegan a un clímax inusitado, y la banda sonora sigue brillando, como también lo hace ese tercer acto donde la cinta abandona la cautela y se destrampa de forma tal que no podemos creer lo que vemos y por supuesto ese acto final donde la venganza llega a su máximo mostrándonos una mujer fuerte, independiente (¡por fin!) y empoderada, pero ¿a que precio? la miramos, la admiramos y le tememos porque se convirtió en algo mas parecido a lo que odiaba.
Calificación: Muy Bien
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