En 1917 en el puerto de Halifax dos barcos se están acercando al muelle, parece que ninguno de ellos se percata de que el otro viene de frente, mientras tanto un fornido marinero camina por la orilla del muelle con total tranquilidad y es testigo del choque, no se inmuta ni un poco, y por el contrario decide encender un cigarro, en cuanto apaga con el zapato el cerillo con el que lo encendió sucede la explosión de los barcos, así que somos testigos como el pobre diablo, sin deberla ni temerla, es alcanzado por la explosión y lanzado por los aires, dejándolo completamente desnudo mientras da vueltas junto a pedazos de madera, escombros de casas, cachivaches varios y hasta un pez que salio del agua, todo esto acompañado de una banda sonora estruendosa que poco a poco va remitiendo junto a lo que parece el final de nuestro protagonista.
La animación comienza con un estilo 2d con algunos aspectos en 3d, para luego dar paso a solo 2d que luego se transforma en algo completamente experimental, cambiando desde estereoscópico, quizá trazos slow motion e imágenes reales, todo para mostrar la locura que se ve durante la explosión y lo que pasa en la mente del pobre marinero que ve pasar su vida en cuestión de segundos, desde que era un niño hasta las peleas que tuvo con otros hombres, pasando por un instante poético casi fuera de lugar, con todo y simbolismos casi ridículos, y finalmente un regreso a la locura mala leche con pez y hombre boqueando desesperados por sobrevivir, después de esta locura uno ve que dedican la cinta a Charlie Meyers, el marinero que sobrevivió la descomunal explosión en Halifax que lo arrojo 2 kilómetros, sobreviviendo para contarlo, que buena anécdota, y que interesante forma de homenajearlo para preservar su golpe de ¿mala? ¿buena? suerte, por siempre.
Calificación: Competente
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