Con hora y media recorrida sabia que me encontraba frente a una entretenida cinta quinqui con un diseño de época soberbia y filmada con brío, y con el descubrimiento de algunos jóvenes actores con un futuro más que prometedor, pero a final de cuentas era una cinta bien hecha y muy entretenida, pero lo que viene en esta última parte de la película la eleva a otro nivel, primero asistimos a un tenso asalto con todo y chivato que sigue en una persecución rodada de forma impecable para luego pasar a lo mejor de la película, que esta conformado por varias escenas de gran nivel, iniciando con el rudo Zarco (Chechu Salgado, bastante bien) de voz ronca corriendo a la fuerza al ñoño convertido en delincuente, el dichoso "gafitas" Nacho (Marcos Ruiz, bien) para que no lo atrape la policía, para luego ver como su padre pone el pecho por él ante la policía confesando ante el único policía con ética de Girona que su padre hizo lo mismo por él, y que haga lo que tenga que hacer.
Después de este grandísimo momento con confesión y resolución incluida toma la batuta el policía Cuenca que se la ha pasado la cinta negando alcohol y prostitutas para hacer algo que reafirma su moral intachable, o quizá no, pero superior por lo mismo, quizá por ello, por todos estos momentos es que el cierre de la película, con Nacho y Zarco reencontrándose ya no se siente tan potente, con todo y revelación de una verdad tan asombrosa como dolorosa, lo que no puedo negar es que el final con "Yo te Encontraré" de Lin Cortés me causó un nudo en la garganta por lo que debo aceptar que mantuvo un buen nivel. Esto no se repite durante toda la película pero la historia del dejado y abusado Nacho que pasa sus días sufriendo como una sombra y trabajando en los recreativos para convertirse en el blanco de una banda de quinquis que primero piensan usarlo pero terminan haciéndolo parte de la banda.
Lo que sigue es lo usual, el chico conoce las drogas, las mujeres, el crimen y los bailes mientras sigue eternamente enamorado de la escurridiza Tere (Begoña Vargas, muy bien), robos, engaños, asaltos, atracos y fiestas hippies al tiempo que la dura policía de Girona les sigue la pista es lo que veremos, siendo lo más interesante la extraña relación que se arma entre los tres protagonistas y que no entendemos hasta el final, y por supuesto esa bella historia de amor imposible al que Monzon le pone tanta atención y que suma dividendos con esas miradas de Vargas, sumado a ese bello diseño de producción que nos lleva a finales de los setenta y un soundtrack majestuoso, pues no queda más que rendirse frente a esta historia de crecimiento, amor, y sacrificios paternales.
Calificación: Bastante Bien
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