Un par de delincuentes están robando en la boca de una mina mientras el hijo de uno los espera en la camioneta, algunos ruidos con olor pestilente después y el pequeño también entra, en la escuela el escuálido Lucas (Jeremy T. Thomas, muy bien) cuenta historias tétricas, hace dibujos horrorosos con niños devorados por monstruos, recoge animales muertos y se enfrenta a los abusones de la escuela de forma activa por más que lo intentan someter, con todo esto llamaría la atención de quien fuera pero en esa América profunda de Oregón, en un pueblo minero casi abandonado donde las personas son pobres por ser ignorantes e ignorantes por ser pobres parece el pan de cada día, pero la maestra Julia (la siempre bienvenida Keri Russell) acaba de llegar de la ciudad y se interesa por el chico, no solo parece que se lo puede llevar cualquier aire y esta ojeroso, sino que denota una madurez y seriedad que no debieran ser a su edad, como si cargara el mundo entero.
Pronto nos daremos cuenta que hace algo parecido, los que sufrieron el ataque al inicio de la película son su padre y hermano, el otro tipo no sobrevivió, pero aunque estos hayan regresado ya no son los mismos de antes, se comportan de manera errática y violenta, parecen regresar a un estado salvaje, y necesitan comer carne cruda mientras cambian/mutan de forma malsana, Julia comienza a indagar a pesar de los reproches de su hermano sheriff Paul (Jesse Plemons) y descubre que la situación va más allá de un padre irresponsable o problemas de abuso, con todo y la figura del wendigo en medio de todo el asunto, donde ademas debe lidiar con su propio pasado tormentoso, la película esta bien hecha pero quizá es la menos lograda en la interesante filmografía de Cooper, en el inicio se nos dice por medio de un texto que la madre naturaleza va a tomar revancha pero esto no aparece en la historia de la película, en su lugar se hace otro simbolismo.
Me refiero al de la carencias de la América Profunda, con familias disfuncionales por aquí y por allá, la protagonista sufrió abuso de su padre suicida mientras que su hermano creció como alguien incapaz de afrontar problemas, en tanto Lucas tiene desnutrición, falta de atención, y por supuesto que nadie le da cariño, más allá de la trama de los monstruos la alegoría es obvia, el monstruo existe y se va pasando de generación en generación, de hecho la ultima y desoladora escena parece decir que no podemos evitarlo aunque debemos intentar romper el ciclo, apunte que no entendía del todo el mensaje ecológico pero el que queda no me molesta para nada, de hecho me parece más interesante, sumándolo a una fotografía grisácea y blancuzca que hace parecer a los habitantes fantasmales, un sonido cuidado y en especial unos efectos especiales prácticos que brillan cuando aparece el monstruo hacen de esta una experiencia terrorífica no tanto por los sustos sino por el logrado ambiente, uno que dicho sea de paso, se repite por toda Norteamérica sin salvación alguna.
Calificación: Vale la Pena
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