Lin Shuwei (Deng Yu Kai) es un estudiante aplicado y retraido que no tiene amigos, es culpado de que robo el dinero de la escuela y consigue demostrar que en realidad el grupo de abusivos se lo robo, lo que le vale medio cacahuate a la permisiva maestra budista Lee (Carolyn Chen) que prefiere castigarlo junto a sus abusivos para que entienda como relacionarse socialmente, por lo que Lin junto al lider y admirado sociopata juvenil Tuan Renhao (Kent Tsai), y sus compinches Liao Kuofeng (James Lai) y Yeh Weichu (Tao Meng) van a limpiar y alimentar ancianos que en su mayoria han perdido el juicio, por lo que se aprovechan de ellos jugando y torturándolos, y deciden robarle a un antiguo militar por la noche pero terminan encontrándose con un par de monstruos que ya vimos en el prologo; Eugenie Liu como el monstruo grande y Lin Pei Hsin como la pequeña monstruo.
Por azares del destino terminan encarcelando a la pequeña que a partir de ese momento sera usada como experimento/individuo a torturar por la pandilla y la brujilda novia de Renhao, Wu Sihua (Bonnie Liang), el detalle es que cuando se aprovechaban de los viejos Lin se divertía de lo lindo y ahora forma parte del secuestro/tortura pero con un dilema moral de querer ser bueno que él también entiende como ser mejor que los demas, es decir el chico piensa que no es tan malo como los otros pero al mismo tiempo se siente superior al no tener tanta maldad, por otro lado por fin se siente parte de un grupo, con amigos que lo ayudan, protegen y defienden, y su vida ha mejora mucho, claro esta que el monstruo hermano de la victima esta buscando a la pequeña lo que solo causara un baño de sangre por parte de todos los estudiantes mientras el grupo va mas y mas lejos en su maldad no solo con el monstruo sino con las demas personas.
Esta clara la intención del novelista convertido en cineasta y guionista Giddens Ko, todos sus personajes en algún momento son victimas y en otros son victimarios, nadie se preocupa realmente por nadie y solo se apoya por cuestiones sociales, y la linea que separa a unos monstruos despiadados que matan para comer cada vez es mas difusa con los humanos que se supone son sus victimas, todo esto en una historia que engloba el bullying, la hipocresía social, el mal hacer de los educadores, la crueldad humana, y monstruos que derraman litros y litros de sangre, todo esto en un guión inteligente, humor macuarra, violencia explicita, buenas actuaciones al mas puro estilo asiático, buen maquillaje y efectivos efectos visuales, y por supuesto ese final que funciona tan bien que termine genuinamente emocionado a pesar de que acabo de ver lo bajo que puede ser el ser humano, y esa fotografía da en el punto exacto para darle mas fuerza a ese momento culminante, todos somos monstruos.
Calificación: Bien