Desde el inicio el maestro deja claro su pensar, con el título lleva la imagen de la justicia ciega, pero su balanza desequilibrada, es decir, para Eastwood con toda su experiencia, de sus noventa y cuatro años de vida, tiene claro que la justicia no es igual para todos, que existen muchos factores que hacen que sea imposible, y que incluso con buenas intenciones esta no termina de funcionar, es así que el nonagenario director se lanza nuevamente contra el sistema, ahora el de justicia, para demostrar sus errores, vicios, problemas y defectos aun siendo uno de los mejores del mundo, por ahí alguien dice que es el mejor que tenemos, la siempre conocida retahíla que para Eastwood no lo exenta de destriparlo y criticarlo de manera sencilla y sincera como es usual en su grandísima filmografía. Por supuesto, el maestro sabe que el sistema no funciona, pero siempre ha tenido confianza en las personas, porque estas hagan lo correcto como en "Sully", por aceptar responsabilidades como en "La Mula" o de plano por ser el chivo expiatorio si eso significa hacer un bien a los demás como en la formidable "El Caso de Richard Jewell", es decir, las autoridades y el sistema no sirven, pero siempre podemos tener fe en la moral de las personas... ¿o no? Eastwood lanza una pregunta complicadísima hacia el final de su vida, ¿puede una persona buena y moralmente alta evadir culpas? Por supuesto, la respuesta como siempre en su filmografía es muchísimo más compleja de lo que aparenta.
Pero aun con todo esto Eastwood sigue inamovible en su pensar, dándole prioridad a lo correcto y a la moral sobre todo lo demás, y nos pone a pensar en ello en una cinta que te tiene durante dos horas al borde del asiento sin saber que ocurrirá, comiéndonos las uñas por la tensión, y con un hueco en el estómago por el suspendo inagotable, todo esto filmado de forma magistral, con una economía de recursos impresionante - no hay un segundo de más o un ápice de floritura - y un uso del encuadre clásico que nos impide distraernos de la atrapante historia, además del uso de la luz que solo podría hacer un maestro, un genio en esta forma de narrar historias que llamamos cine, el como un haz de luz enfoca justo lo que necesitamos ver para darle fuerza a lo necesario sin cambiar el encuadre ni cortar, el uso de la luz natural, y la importancia de los claroscuros que nos muestran el interior de los personajes, todo eso está filmado de forma impecable, con un soundtrack esplendido que es usado de la manera más inteligente posible permitiendo momentos sin música, con un reparto que lo hace perfecto, sin nadie que este fuera del tono de la historia y con actuaciones que quedan en la memoria.
Justin Kemp (Nicholas Hoult, perfecto) es un esposo adorable, siempre pendiente de su linda esposa Allison (Zoey Deutch), amable, servicial, profesional en su trabajo, en pocas palabras un ciudadano modelo con una empatía y moral altas, en el último trimestre del embarazo de riesgo de su mujer intenta zafarse de ser jurado alegando esto pero le es negado, después de todo es uno de los favoritos de los inmiscuidos, tanto para la férrea fiscal Faith Killebrew (Toni Collete, muy bien), como el empático defensor Eric Resnick (Chris Messina, bastante bien), quienes lo eligen justamente porque es una persona modelo - y que además comparte una relación entrañable -, el detalle es que el caso, el del asesinato de Kendall (Francesca Fisher Eastwood) por su novio con antecedente penales James (Gabriel Basso) es mucho más complejo de lo que aparenta, no para los demás miembros del jurado que ven como todo indica que el tipo la asesino, se pelearon antes, el tipo actuó de forma ligeramente violenta, la siguió, pertenece a una banda, y ¡hay un testigo presencial!
Pero si para Justin que conforme se van dando datos y mostrando hechos recuerda algo que lo mete de forma total en el caso, él sabe que el tipo no es culpable, y en contraparte conoce al culpable que no es otra que el mismo, esa misma noche dolido por un embarazo malogrado quiere tomar una copa llorando pero se arrepiente, no puede volver a caer en el alcoholismo, ahora es otro hombre, pero la lluvia torrencial, la falta de alumbrado y la pequeña carretera le juegan en contra, choca con algo pero no sabe conque, se baja y revisa pero no ve nada, al ver que es pase de animales supone que le pego a alguno y decide irse, pero ahora está casi seguro de que le pego a algo - alguien - más, pero con su pasado y su amada familia a punto de recibir un miembro, quizá confesar no sea su mejor salida, y aunque el sujeto quiere hacerlo su abogado le convence de que no - con tu pasado te darían 30 años o perpetua - así que ¿podría convencer a los miembros del jurado y con ello salvar la vida de un hombre inocente?
Justin intenta convencer a los miembros del jurado de que existe la duda razonable para no sentenciar a una persona, usando todos los recursos de razonamiento posible, unos que por supuesto deberían usarse siempre y no porque una persona empuje a ello, pero como ya apunté, mientras más profundice en el caso queda más expuesto, por lo que al mismo tiempo que salva a James tiene que desviar la atención hacia la verdad, más aún cuando un ex detective en el jurado (el siempre bienvenido J.K. Simmons) empieza a acercarse demasiado a la verdad, por lo que siempre tenemos la incertidumbre de que ocurrirá, y que le dictara la conciencia al pobre Justin que parece incapaz de permitir que un inocente pague algo que no debe, y mucho menos por su culpa, pero al mismo tiempo siempre tendrá sobre él la presión de que sucedería si lo descubrieran, ¿por qué tendría que pagar de forma tan severa un accidente? ¿pero no merecen justicia los familiares? así que tanto él como la implacable fiscal son presentados como héroes y villanos al mismo tiempo, mostrándonos la dualidad del ser humano de forma sincera y sin dramatismos.
Así que toda la película vemos al pobre Justin sufrir en silencio, hacer lo imposible para salvar la vida del pobre diablo que será lo que sea pero no culpable de lo que se le imputa, mientras un ex detective del jurado anda investigando, y con cada convencimiento de que no es culpable va acercándose a el mismo como perpetuador, esta trama que podría haber hecho Hitchcock tiene el sello de Eastwood, no solo Justin no dice la verdad - y uno está con él, después de todo es una persona integra con un futuro luminoso - sino que la fiscal apresura todo para ganar un puesto político usando un discurso progresista, los otros miembros ni quieren platicar el juicio porque ya quieren irse, la policía no realizó investigación y solo enviaron un chico, y el único testigo fue coaccionado, es decir, todo el sistema falla, así que solo queda tener fe en las personas como Eastwood que nos presentan protagonistas que se alejan de su idea moral pero que a final de cuentas aceptarán su destino, que harán lo correcto aunque esto les destruya sus ambiciones profesionales, su familia y hasta la vida misma, mientras existan personas así existirá la justicia, a pesar del sistema nos dice San Eastwood.
Y viendo esta cinta, que puede ser su despedida, no se puede estar más de acuerdo con él, mientras existan personas extraordinarias, que pongan sus ideales y moral por encima del sistema, que no vendan su integridad al sueño capitalista y americano, que sigan protegiendo los valores humanos, entonces podremos tener momentos de justicia, de cariño, de amor, de vida, justo como Eastwood que sigue haciendo cine de primera calidad y humano en medio de tantos avances tecnológicos y búsqueda de tendencias para monetizar, como Eastwood tiene fe en las personas, para uno es imposible no tener fe en él, en su visión humana, en su cine, en sus valores, y en su moral que no aunque permite desviaciones se mantiene inamovible, justamente, como su propio cine que esperemos, todavía nos regale muchos años más, como los que se le desean de vida.
Calificación: Notable
No hay comentarios:
Publicar un comentario