La convencional cinta de terror producida por Blumhouse tiene dos momentos memorables, el primero es cuando la norteamericana de raíces mexicanas Diana (Ariana Guerra, bien) acompaña a su marido buenas tardes Beto (Tenoch Huerta) a una fiesta junto a los trabajadores del campo, ahí se topa con mexicanas que han cruzado la frontera y que no pierden oportunidad de burlarse de ella, "uy si, pobrecita gringa" suelta una gordita, y hablan de ella en español aprovechando que no sabe el idioma, por supuesto conoce lo suficiente para saber que se mofan y la discriminan, el segundo es cuando el marido Beto le recrimina que no sabe español y que no tomaba como prioridad aprenderlo, a lo que ella le espeta que si el sabe Náhuatl, que si sabe el idioma de sus antepasados de los que tanto se siente orgulloso, y que porque entonces si le reclama a él cuando están en la misma situación, estos momentos de incorrección política, y de critica social a los mexicanos que tanto nos hemos victimizado elevan una cinta correcta aunque nunca se profundice en ellos.
Una pareja de recién casados llega a un pequeño pueblo donde laboran en su mayoría inmigrantes, ahí Beto a conseguido trabajo de capataz mientras que Diana fue despedida de su trabajo por su embarazo, ahí Diana se entera de una supuesta maldición que no permite que nazcan niños y que nadie parece tenerlos, también descubre papeles de la mujer que vivía antes que apuntan a que los pesticidas son los culpables, y de paso una extraña aparición la aterroriza, la película tiene todos los clichés del genero, puertas que se cierran solas, ruidos que vienen de la oscuridad, fantasmas que se ven desenfocados en el fondo del encuadre, extraños objetos que parecen brujería en el patio de los protagonistas y música tétrica que sale de una caja infantil, nada de esto causa terror pero si enriquece una trama que poco a poco se enfoca más en la investigación en la que se obsesiona la protagonista.
Cuando llega la parte final de la cinta uno ya puede haber resuelto el misterio desde antes pero su corto metraje hacen que la película se pase como un suspiro, con una entregada Ariana Guerra que regala una mujer fuerte que no se basa en el odio al hombre o a la sociedad, que nunca se da por vencida y que desconfía de todos estando en un pueblo donde la extraña parece ella a pesar de que estar en su país natal, con una sorpresa final que deja un mensaje importante sobre algo que sucedió hace tiempo, y que por lo visto sigue sucediendo, sin que se tomen medidas reales sobre ese ataque a la dignidad humana, y con una cinta que ademas nos pone en los zapatos de esos descendientes de latinos que no encuentran lugar con los gringos, pero tampoco con los inmigrantes por más que nos jactemos de humanitarios y cayendo justamente en lo que criticamos.
Calificación: Palomera
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