En el despiadado Ártico Mads Mikkelsen intenta sobrevivir a toda costa, la cinta del brasileño Joe Penna se suma a esta nueva ola de sobreviviencia en la que dejamos la fantasía y el buen rollo para abrazar un realismo que duele en todo momento, que nos tensa y que nos trata sin piedad aventandonos a la cara las verdaderas circunstancias que tendría que enfrentar un pobre diablo abandonado por el azar, o quizá salvado por el mismo azar, asi el paciente Overgard (Mikkelsen en una actuación extraordinaria) vive el día a día en el inclemente Ártico escribiendo en el suelo un gigantesco SOS, viajando a una punta donde intenta mandar señales, revisando las lineas de peces, y un sinfín de tareas que realiza incansablemente siempre con un horario enfermizo ayudado por su reloj, es aquí cuando la cinta nos gana, por el realismo que imprime, por la fotografía que nos regala, por un excelente trabajo de sonido pero sobre todo por un protagonista magnifico que lleva el peso de la cinta en todo momento con múltiples acercamientos y tomas cerradas.
Y es que decir que la cinta en realidad de Mikkelsen no es erróneo, con solo dos actores el danes carga todo el peso sobre sus hombros, con esas miradas que dicen mas que mil palabras, los gestos que nos indican mas de lo que podría decir y una narración que no se traiciona porque a pesar de que en cierto momento la cinta pudiera optar por el heroísmo y/o lo épico se mantiene en lo que planteo por mas doloroso que sea para él protagonista y los espectadores, Overgard sobrevive a como puede en esos restos de avión hasta que un dia llega su salvación, o eso parecía porque la tormenta tumba el helicóptero y lo que parecía una salida se convierte en una carga con una mujer (Maria Thelma Smaradottir) que no solo no ayuda sino que literalmente estorba y por supuesto esta cerca de morir.
Es ahi cuando nuestro solitario hombre debe tomar una decisión, o se arriesga en ese camino mortal lleno de osos polares y tormentas implacables o deja morir a la mujer, una decisión que muy posiblemente signifique la vida o la muerte para él y que nos regala momentos tan emotivos como majestuosos siempre llenos de una tensión que nos quita el aliento y donde a final de cuentas solo queda no rendirse, luchar, porque eso es parte de lo que nos vuelve humanos y nos indica que estamos vivos, sobrevivir no por heroísmo ni patriotismo sino porque queremos hacerlo... porque somos humanos.
Calificación: Interesante
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