La luchona incansable Parker (Gideon Adlon) está peleando con el asesino enmascarado de turno, logra zafarse y lo golpea con una rama para poder pedir auxilio a un carro del que diviso las luces, y que es su única posibilidad de escape del infierno que está viviendo desde que cayó la noche, cuando llega a la puerta del mismo, la conductora (Jane Adams, bien) no le permite entrar ¡porque estamos en pandemia covid! por lo que la mujer le comenta que quiere ayudarla pero que es demasiado riesgoso, cuando ve que el fulano ya se levantó y viene tras ella con arma en ristre acepta dejarla pasar, pero le espeta que donde está su cubrebocas "¿quién sale sin su cubrebocas?", sin otra opción accede a dejarla subir pero con la condición de que se ponga un cubrebocas, por ahí debe tener guardado uno de repuesto, todo esto con el asesino a unos metros, la chica descalza, herida y cubierta de sangre, esta hilarante escena se debe a que la película ocurre en abril del 2020, y pandemia obliga, a que estemos histéricos y paranoicos por la enfermedad que en esos momentos se consideraba una sentencia de muerte, una más segura que un tipo pegando cuchillazos.
Estos apuntes sobre el covid y como se comportó - nos comportamos - como sociedad son lo mejor que tiene esta película, desde esta escena llena de tensión pero al mismo tiempo tan hilarantemente desquiciada que es imposible contener la carcajada, hasta el momento en el que llega alguien a la casa y se ponen alertas, pero no sin que antes la hipocondriaca Miri (Bethlehem Million) se ponga el cubrebocas, no vaya ser la de malas, por el otro lado la cinta es un sencillo pero competente slasher más que un home invasión como se etiqueta erróneamente, tanto así que el nombre de Kevin Williamson en los créditos indican que estamos ante un slasher que intenta dar la vuelta a la formula, o plantear cosas nuevas e interesantes, después de todo es el coescritor de la saga "Scream", lo demás, los tópicos usuales del género.
Un inicio que recuerda demasiado a las aperturas de las cintas de "Scream" con todo y mensajitos aterradores pero con una ciudad desierta, todos groseros, violentos y paranoicos, y un supermercado que parece campo de batalla por un rollo de papel, para luego pasar con nuestras protagonistas pasando la cuarentena en una lujosa casa del lago, la llegada del pretendiente (Dylan Sprayberry) de una de ellas, y el acecho de un asesino que cuando se presenta ya no se detiene en un festín frenético de corretizas, peleas, cuchillazos, sangre, muertes, caídas, viajes en balsa por el lago, sorpresas y momentos covid como ese baile con desinfectante incluido que le dan el toque ridículo al asunto, se critican las fiestas covid del fin del mundo, se ríen de los exagerados pero atizan a los irresponsables, y más que nada a los que no aceptaban la suya, todo grabado con enjundia y frenesís por un director que no se detiene en la efímera hora y veinte minutos de duración.
Calificación: Palomera