Casi al final del interesantísimo segundo documental de Cuevas, los familiares hacen un reclamo a las autoridades, a los "periodistas" y a la sociedad en general de crear un cuento (después de todo a los mexicanos nos encantan que nos cuenten cuentos suelta por ahí un periodista), de crear un personaje con la asesina serial Juana Barraza Samperio mejor conocida como "La Mataviejitas", un apodo dicharachero que parece sacado de algún cuento popular, y es que como vemos en esta parte final del documental, a la criminal se le respeta, se le teme, y se le ha convertido en un personaje de la cultura popular mexicana, por medio de dibujos, mercancía, películas, series, canciones de cumbias, y un largo etc., incluso este documental entra dentro de este circo para hacer a la mujer más popular, por fortuna la directora tiene esto claro y decide dar mucho tiempo del documental a las victimas que en la mayoría de los casos, en esos periodicuchos por ejemplo, no tienen ni siquiera nombre, así conocemos a estas amables ancianas por medio de sus familiares, amigos y vecinos, que si a una le gustaba la fiesta y conocer famosos, que si otra dejaba notitas y contestaba silbando, y así, todo esto de manera respetuosa y con intervenciones que nos dejan un nudo en la garganta.
Pero como dice uno de los investigadores "la victima es un perdedor, en el duelo por la vida", esto queda claro debido a lo apuntado inicialmente, es decir a la fama y leyenda que causa la asesina, que como vemos más adelante es respetada/temida en el penal donde la gente se aparta para que pase, que se pudo casar, y que tiene un negocito ¿por que no? después de todo como dice el inepto político filosofo Renato Sales, "su mama era mala con ella y por eso odia a las viejitas, y como era luchadora y se lastimo la espalda ahí se quebró psicológicamente y comenzó los asesinatos", una estupidez que nos recuerda que los mexicanos adoramos la victimización y para acabarla de amolar, completamente falsa, ya que en la siguiente escena las luchadores dicen que ella nunca lo fue, solo era una fanática que soñaba con serlo, es decir, debido a esta hábil edición y a un montaje inteligente se nos muestra la inoperancia y estupidez de las autoridades, sea Gabriel Regino y su "estrategia" de échenle huevos digna del piojo herrera, sea el mencionado Sales, el contradictorio Regino Payán, o el ex procurador Humberto Bátiz más preocupado por hacer chistes que resolver el caso.
Estas declaraciones y algunas puntadas más causan una risa desesperada, al saber que este tipo de personas están a cargo del país, pero le otorgan un humor enfermizo a la situación, y es que en México no existen asesinos seriales dicen ellos (algo que ha quedado claro es falso), por lo que no se tenia nada para atrapar a uno, de hecho ellos dicen que ella es una victima también y que de poco sirven las autoridades, y es que de poco sirvió la asesoría francesa, ya que una mujer sola (Patricia Payán) hizo todo el trabajo de investigación por si misma, y la forma de atraparla fue completamente fortuita, con dos policías estando ahí donde un vecino perseguía a la asesina para solo recibir un diploma, "me dicen que soy un héroe pero yo solo quería salvarla" dice empapado en llanto, y con la situación increíble de nunca liberar a los dos sospechosos que no eran, una que sigue en prisión, otro que murió en ella, y que los responsables solo atinan a decir que no se acuerdan, buen documental sobre un tema que no debe olvidarse y que se ha tratado de manera pésima, donde las victimas deben tener más voz, dejando de lado el circo de autoridades y medios de comunicación que no podían con una mujer que no tenia empacho en salir por televisión, firmar una media anudada, mostrar con una sonrisa como mataba o insultar familiares de las victimas mientras enarbola con orgullo que la santa muerte es su único dios, algo tan terrible como monstruoso.
Calificación: Bien