Stanley (Adam Sandler, bastante bien) es un cazatalentos que se la pasa viajando por todo el mundo buscando algún talento para la NBA mientras come comida chatarra en todos lados, pero lo cierto es que no desea esta vida, su sueño es ser entrenador y para esto tiene el aval del dueño del equipo, el inteligente Rex (Robert Duvall en cameo) dueño de los 76 de Philadelphia, por fin se acabaron los cansinos viajes, el no estar casa jamas para su esposa (Queen Latifah) ni pasar un cumpleaños con su hija (Jordan Hull), pero tiene tan mala fortuna que ese mismo día Rex fallece, por lo que el control del equipo queda en su pesado junior malcriado Vince (Ben Foster, perfectamente despreciable) quien como primer medida lo saca del banquillo y lo envía a viajar por el mundo con la promesa de respetar la decisión de su padre si consigue un elemento que los haga pelear por el titulo, frente a esto el eterno perdedor vuelve a los viajes hasta que se encuentra de manera accidental con Bo Cruz (el verdadero jugador de la NBA, Juancho Hernangomez) en un juego de apuesta callejera, para darse cuenta que es justo lo que necesita.
Por supuesto nada es tan sencillo, y a los Filadelfia no les interesa el chico, pero Stanley se la juega y lo lleva a Estados Unidos para descubrir que fue procesado por violencia, y que el tipo pierde los estribos a la menor provocación en el campo de juego, lo que sigue de aquí es lo típico en este tipo de películas, los dos perdedores se unen para demostrar a los demás que se equivocan y lograr sus sueños, Stanley entrena al indomable muchacho malhumorado, lidia con sus problemas, soporta su manía de probar comida y pagar por porno, e incluso tenemos un entretenido montaje del entrenamiento donde los vemos aprender a controlar el balón, jugar bajo presión, tirar de todos lados, y subir una colina en minuto cuarenta y cinco, y por supuesto el joven tiene la presión extra de que tiene que mantener a su mama (María Botto) y a su hija Lucia (Ainhoa Pillet) al tiempo que lidia con su lejanía, por supuesto en el camino ambos se conocen y desarrollan un vinculo especial que convierte su relación en casi paterno-filial.
El final es más que obvio por más que parezca que los dos perdedores ya están en la lona múltiples veces, a final de cuentas es una cinta deportiva de superación personal, pero el hecho de tener a un jugador profesional le da mucho realismo y fuerza a las escenas de entrenamiento y juegos, ademas el villano encarnado por Anthony Edwards es absolutamente despreciable, por lo que nos ponemos del lado de los protagonistas con facilidad, si le sumamos múltiples cameos del basquetbol como Dirk Nowitzki, Shaquille O'Neall, Luka Doncic, Trae Young, Julius Erving "Dr. J", Charles Barkley, Boban Marjanovic, Moritz Wagner y la selección española no podemos quejarnos, también aparecen personalidades de la prensa, entrenadores y demás parafernalia que dotan de personalidad el conjunto, y uno termina genuinamente emocionado y feliz de que este par de tipos logren sus sueños después de mucho sudor y sufrimiento, pero lo mejor de la cinta es Sandler con ese pathos que ha logrado desarrollar, de perdedores patéticos pero entrañables que en su mirada parecen transmitir desasosiego y esperanza al mismo tiempo, y siendo más cómico que nunca, nada mal para un tipo que hacia más churros que el vendedor de la plazuela un domingo.
Calificación: Vale la Pena