"APOLO 10 1/2: UNA INFANCIA ESPACIAL" ("APOLO 10 1/2: A SPACE AGE ADVENTURE", EU, 2022) DE RICHARD LINKLATER
El pequeño y vivaz Stanley (voz de Milo Coy) es bueno jugando Kickball y zafando el dolor del castigo del profesor de educación física, y debido a esto y muchas cosas más es reclutado por dos hombres en traje negro para la mismísima NASA ya que un error de su parte causo que el módulo de prueba que será lanzado antes de la misión primordial sea demasiado pequeño, por lo que Stanley debe hacerlo por el país y bla bla bla, el chico acepta sin mayores aspavientos pero aquí Linklater rompe la narración para sus larguísimos digresiones, y agradezco por ello, ya que por mucho es lo mejor de la cinta, aquí el director nos cuenta su historia cual biopic a modo de viñetas con la voz en off de Jack Black, es así que escuchamos y vemos las vivencias de Stanley en los finales de los años sesenta con plena carrera espacial en medio de la guerra fría, pero en esos suburbios nacientes en las afueras de Houston los estragos de la guerra de Vietnam no se sienten más que en un regaño por no terminarse la comida.
Habiendo dicho esto queda claro que la historia se nos cuenta desde la perspectiva de un niño pequeño, es decir desde el mismo Linklater por medio de un alter ego, para él que el mundo de los adultos es tan lejano como irreconocible, ese donde los hippies pululan, las feministas alegan, y los negros piden el dinero de la carrera espacial como ayuda social para los de Harlem, pero para Stanley y sus traviesos amigos la vida va de jugar en la calle sin importar que los bebes queden dormidos a mitad de ella "todos salimos vivos" dice el narrador casi sin darle importancia, de pelear por la televisión mientras se mueve la antena de recepción en una época dorada donde podían verse programas que ahora son clásicos (bonanza, mi bella genio, hechizada, la dimensión desconocida, el túnel del tiempo, la isla de la fantasía, el super agente 86, misión imposible, un larguísimo etc.), de rotarse para traer yeso, de deambular por calles, campos y lugares lejanos practicando deportes, de conocer chicos que son tan variados como el que cambia las letras por groserías, el piromaniaco que hace experimentos, hasta los rufianes que hacen trampa en los árcades y consiguen juegos gratis.
Estos momentos, estos recuerdos, estas palabras se nos muestran sin descanso, junto a personajes tan cercanos que uno conoce a alguien así dentro de la familia y/o recuerdos, ya sea el padre que roba material porque la casa le costo muy cara, habla de los white trash y cuida el medio ambiente convencido de que su trabajo en la Nasa es importante, una esposa tan conservadora como su esposo que cuando ve un hippie pone seguro, que hace rendir la comida para sus seis hijos y fuma sin parar, hermanos que van desde el responsable y trabajador hermano mayor, la liberal hermana que sabe mucho de música y se queja de todo sin poder evitar sonreír ante la llegada a la luna, la contingente hermana enamoradiza, el hermano cercano con el que pelear, o la más pequeña que parece salida de comercial, todo esto junto a directores y maestros que pegan de tablazos porque así era en esa época, juegos de beisbol, viajes al astroworld y un protagonista cuentero, o mentiroso como el dice, que como no podía ser de otra manera termino haciendo cine.
La animación es tan encantadora como impecable y el soundtrack junto al uso del mismo es de lo mejor que he visto, o escuchado, a todo esto queda claro que la fantasía donde viaja hacia la luna sin que nadie se entere no es lo más importante, en la cinta lo que vale son esos recuerdos, esos momentos, esas historias con ancianos amables y ahorradores por trauma de la gran depresión, o las abuelas conspiratorias al tiempo que asesinatos, llegadas a la luna y cambios de poder ocurrían alrededor, aunque esa fantasía si tiene una gran importancia, la del cinismo del guionista y director de decirnos que los recuerdos no necesariamente son reales, pueden modificarse, mutar, crecer, crearse, y al final cada uno tiene su realidad pasada, siempre bañada en una maravillosa nostalgia donde el director comienza a amar el cine contándole a quien se deje "2001 Odisea del Espacio" y haciendo comentarios puntillosos y cínicos, ¿matamos vietnamitas y nos preocupamos de que tengan hambre? ¿De que sirve meterse bajo un pupitre en una bomba nuclear? Claro que visto desde la mirada inocente de un pequeño no solo son validas sino más reales.
Calificación: Bastante Bien