En una ciudad donde todos están bailando las imágenes nos muestran el interior de un departamento donde vemos fotografías con una pareja bailando para terminar viendo un refunfuñón anciano que no soporta el ruido de fuera, ni siquiera ver en televisión música o baile, su mujer intenta convencerlo de no estar aplastado en el sillón y salir pero el se niega rotundamente, esto causa que la mujer salga sola mientras él la ve triste por las escaleras de emergencia, en eso comienza a llover y rejuvenece mágicamente, por lo que se lanza en búsqueda de su esposa quien tambien ha sido rejuvenecida y con ello comienzan a bailar como hace tantos años, el problema que nota al tiempo es que cuando dejan de estar bajo esa lluvia regresan a su estado real, algo de lo que quiere escapar a como de lugar refugiado en esa fantasía de nostalgia que no puede permitir que le arrebaten.
Este cortometraje animado es una maravilla que primero uno mira boquiabierto y después termina con un nudo en la garganta y los ojos brillosos, más allá de la impecable técnica, la tecnología de animación se ve limpia y tanto los colores como la física del agua son asombrosos, tenemos esos bailes con todo y un montaje dinámico que nos petrifica una sonrisa, con música Pinar Toprak en un maravilloso Jazz que nos invita a levantarnos y bailar junto a toda la ciudad animada, la dirección ademas logra que los movimientos y golpes sean uno con la melodía, algo primordial en los musicales, sin el uso de diálogos uno entiende perfectamente lo que sucede, desde el aferro del anciano a su pasado ya vivido hasta el sufrimiento de su mujer que lo ve encerrado en esa irrealidad, con todo y parte final emocionante, con un cierre en el que la aceptación, la resiliencia y el disfrute del presente se conjuntan en ese hermoso baile que no es lo que era, pero es lo que hay, y en espíritu/esencia es lo mismo.
Calificación: Muy Bien