Guapa, inteligente y Rica, con esta y alguna otra descripción de la época y la forma de ser comienza esta adaptación de la obra de Jane Austen que además es el primer largometraje de ficción de su directora que es una reconocida fotógrafa, y esto se nota durante la película, pero desde esta descripción, propia ademas, queda claro la forma de ser de la protagonista, una veinteañera de finales del siglo XVII y comienzos del XIX a la que no le falta nada y por el contrario puede decirse que tiene grandes momentos de ocio que ocupa en hacer de casamentera de la región, y como acaba de hacer que su institutriz se case con un buen partido se siente más segura que nunca.
Pero lo cierto es que la chica solo está huyendo de su vida misma, de los sentimientos que pueden habitar en ella, ya que sólo se permite ser reconocida y admirada, y cuidar a su padre, ahora sola, Emma (Anya Taylor-joy, perfecta, casi en estado de gracia) se toma como una meta personal conseguirle un buen marido a la ingenua Harriet (Mía Goth, bastante bien) que se está educando para ser una dama de clase pero que no sabe ni quien es su padre, para esto elige al ministro del lugar (Josh O'Connor adecuadamente histriónico) que muy notoriamente de quien está interesado es de Emma, a su vez Emma espera con anhelo al que en un futuro será el hombre más rico y del que sólo sabe que es alto y guapo, el mentado señor Frank Churchhill (Callum Turner).
A este triangulo o cuadrado amoroso se suma la pobretona pero talentosa Jane (Amber Anderson), el trabajador granjero Robert (Connor Swindells) y hasta el señor Knightley (Johnny Flynn, bastante bien) que es el más duro crítico y amigo de Emma, así entre líos amorosos, malentendidos, frases a medias, palabras sin decir, miradas poderosas y bailes llenos de tensión el romance impregna la cinta en todo momento, aunque al principio la película se decanta por la comedia y la sátira social de la época, detalles que abundan en los libros de Austen pero que rara vez llegan a pantalla, pasando la mitad el romance y la tensión llegan a un punto impresionante con una Anya Taylor-joy que puede cambiar de registro en un segundo, que con sólo una mirada o un gesto puede hacernos carcajear, esbozar una sonrisa o soltar una lagrima.
Además de esto la cinta presume un reparto de secundarios extraordinarios con un Bill Nighy muy carismático como hipocondríaco Mr. Woodhouse y una formidable Miranda Hart como la señorita Bates, en el plano técnico la película es soberbia, con una composición de planos extraordinario que se asemeja a los de Wes Anderson priorizando los encuadres simétricos y el uso del color, siempre usando el ángulo perfecto, de hecho cada fotograma parece una hermosa pintura por su gran composición, y el uso de colores varía con la estación en la que estamos que son presentadas a modo de capítulos dentro de la película, lo mismo aplica para el vestuario que respeta estos colores de acuerdo a la estación, todos son exquisitos, y junto al peinado y el maquillaje hacen que sea un deleite ver cada segundo.
Finalmente y quizá lo más importante sea el desarrollo de Emma y su historia de amor personal, esto se logra muy bien, de manera amena y creíble, con una Emma cautivante aunque algo pedante al principio y con una mujer completamente madura y sensata hacia el final, en cierto momento clave de la cinta el duro Knightley comenta que quiere ver como Emma se enamora y no es correspondida, para que comprenda que no todo sucede como ella quiere, uno también lo desea, pero después de verla crecer, entender la vida, comprender a los demás, respetar a cada persona, disculparse, llorar por amor y vergüenza, solo le deseamos la felicidad más pura, y el verdadero amor, justo como lo deseamos para cada uno de nosotros, o quizá solo los románticos empedernidos como un servidor.
Calificación: Notable