Gustavo (extraordinario Brontis Jodorowsky) vive en una cabaña aislada en el bosque junto a sus tres hijos, el mayor Marcos (Fernando Álvarez Rebeil) que lo acompaña en sus excursiones afuera de casa, el adolescente Argel (Aliocha Sotnikoff, muy bien), y la pequeña niña Luciana (Camila Robertson Glennie, bastante bien) que esta enferma, la cabaña esta en un bosque donde apenas se pueden ver los arboles que estan cercanos a al lugar ya que en todo momento esta inmerso en una niebla que al parecer es toxica ya que no pueden salir del lugar sin mascaras, ademas se escucha un monstruo/bestia que ronda el lugar con peligro de muerte, un día antes de que salgan Marcos le dice a Argel que tiene que comentarle algo importante, pero es interrumpido por su padre, el joven nunca regresa y eso causa que Argel comience a sospechar de las intenciones de su padre como buen adolescente que es, todo esto se suma a que nosotros mismos como espectadores en tercera persona no hayamos podido ver a la bestia, a que Gustavo encierra a sus hijos a cierta hora en un sótano, a que esta prohibido entrar en sus cuarto, y que el padre siempre guarde un halo de misterio que nunca es rebelado.
Argel sospecha que Marcos no fue atrapado por la bestia, mas aun que su padre le hizo algo, o que incluso lo entrego a la bestia, incluso conforme avance la trama parece que la susodicha bestia no existe mas que en la imaginación de la familia, y algunas pistas que aparecen parecen reafirmar esta teoría, pero el guionista y director Daniel Castro Zimbrón nunca esclarece nada, jugando con una ambigüedad que le da fuerza al relato y dejando nuestras expectativas en lo mas alto en todo momento, ademas su dirección es increíble tomando en cuenta que es su segunda cinta, con una seguridad y optimizacion de recursos notable el director entrega una cinta muy cuidada, saca buenas actuaciones de todo el reparto, los pequeños se lucen, y Jodorowsky logra armar un personaje tan misterioso como ambiguo, la puesta en escena es fascinante, con esa fotografía que aprovecha la luz natural y las locaciones en una reserva de Hidalgo, esa niebla siempre se ve real y aun así se siente antinatural, el uso de luces y sombras, con momentos de oscuridad perpetua elevan la cinta, y el cuidado en el aspectos sonoro es de resaltarse.
Con una banda sonora con muchas cuerdas uno se encuentra tan claustrofobico, paranoico y aterrado como los protagonistas, y aun así tiene sus momentos dramáticos y hasta cursis como escuchar "Cachito de Sol" dedicada a una pequeña niña por parte de un padre que hasta entonces parecía distante y frió. Castro Zimbrón logra una muestra de terror de genero que aprovecha lo mejor del terror/suspenso sin hacer uso de recursos fáciles, prefiriendo la construccion de un ambiente enrarecido que nos asfixia y donde la ambigüedad juega un papel predominante, por supuesto las alegorías estan puestas ahí para que las descifren con relativa facilidad pero nunca cerrándose, esta claro que estamos ante una cinta de un sobre-protector padre que intenta cuidar a sus hijos en un mundo ¿post-apocalíptico? con una niebla ¿toxica? y una bestia voraz, es decir un padre que intenta proteger a sus hijos del mundo de afuera, el cruel mundo real, pero al mismo tiempo no dice que es un error suyo sino que esta decisión es valida con creces y que al final de cuentas lo unico que tenemos es la familia y los seres que amamos, si no ¿como podríamos enfrentar a la bestia? y ¿como demostrar el peligro si no nos dejamos lastimar por el mismo?
Calificación: Notable