El director James Mangold nos sigue regalando historias masculinas donde no teme poner a sus personajes en situaciones limites ni que la testosterona fluja al por mayor, de hecho algunas de sus películas tienen relaciones que van de la amistad/rivalidad en cuestión de segundos, es decir sus personajes y en especial en esta cinta tienen una relación Hawksiana, de hecho los mismos personajes son los típicos del legendario director que nombre es decir tipos que consideramos héroes por su responsabilidad, moral y ética pero que ellos solo consideran que hacen su trabajo e incluso disfrutan haciéndolo, esto se ve representado en el habilidoso Carroll Shelby (Matt Damon, bastante bien) y el ingobernable Ken Miles (un Christian Bale de nuevo transformado y muy bien), el primero un antiguo corredor que ahora se dedica a vender carros porque vive con taquicardia perpetua desde que gano la legendaria carrera Le Mans, el segundo también un ingeniero rebelde que apenas se gana el pan pero que ama correr.
Estos dos se ven inmersos en una pelea de dos titanes automovilísticos, por un lado Henry Ford II (Tracy Letts, excelente) que ve con temor como sus carros se venden menos y que es convencido por Lee Iacocca (Jon Bernthal) de que debe vender carros en los que se subiría una actriz de moda, es decir deben comprar Ferrari, autos lujosos y hermosos que llaman a la juventud, por supuesto que cuando visitan al viejo Enzo Ferrari (Remo Girone, bien) este no solo les espeta que sus carros son artesanales y mejores sino que declina la oferta y les dice que Henry Ford II no es el primero, razón suficiente para que el dolido presidente de la compañía Ford se sienta agredido y no se detenga hasta humillar a Ferrari en su propio juego, es decir ganar Le Mans, para ello contrata a Shelby y Miles pero este ultimo se resiste en la mejor escena del filme.
Una amena platica en la que Miles le bromea en serio sobre que es imposible ganarle a Ferrari, a menos que cuenten con varios cientos de años, y finalmente le escupe la verdadera razón para no querer trabajar con ellos, medios ilimitados pero siempre con las manos atadas, ellos le dirán que hacer con el dinero, el tiempo y los recursos, parecerá que lo respetan pero en realidad esa gente solo sigue ordenes de su jefe para quedar bien, y su jefe de su jefe, y este del suyo y asi sucesivamente, y ademas lo detestan porque representa todo lo que odian, y que odian, pues la libertad, la creatividad, el espíritu libre, la inventiva, el genio, incluso podría decirse que el arte, es obvio para Miles y para nosotros mismos que tiene completa razón, esa gente solo se mueve por números y carece de alma, lo peor del corporativismo y los hombres de traje.
De hecho esta es la trama o subtexto principal de la cinta, una critica ácida, sincera y directa a las empresas y esa manera de comportarse tan mezquina e inmoral donde lo unico que importa es la meta final, no hay espíritu ni alma, y es contra lo que tendrán que luchar los dos protagonistas, el verdadero villano o antagonista no es Ferrari sino la misma Ford que desde dentro siempre pone trabas, hace berrinches o intenta imponerse solo porque si, representado principalmente por el vice presidente Leo Beebe (Josh Lucas) que muchas veces solo parece fregar por fregar, aunque por supuesto también tenemos la historia mas convencional y directa, la lucha de un equipo que hará hasta lo imposible por ganarle al monstruo que es Ferrari, diseñando el automóvil Ford GT, probandolo, modificandolo y llevándolo al limite hasta la emocionante carrera final de Le Mans que nos deja boquiabiertos con el sonido, los efectos, '¡ese montaje bestial!, !esas tomas¡ y por supuesto una emoción que no deja detrás el buen humor.
Por supuesto que la cinta posee mas contextos, tenemos la rivalidad/amistad de los protagonistas que nos entrega una escena memorable con esa pelea a puño limpio y hasta pan de mesa mientras la mujer de Miles (Caitriona Balfe, bien) los observa desde una silla, y que celebran con un refresco y unos cuantos insultos como solo los hombres de verdad pueden hacerlo, el de la sombra inalcanzable del padre representado por el temor que sentimos latente en el hijo de Miles (Noah Jupe) y que ya vimos en el ensombrecido Ford, la pulsada de dos empresarios que nomas se agarran por puro ego, la clásica aventura de un hombre, o varios, alcanzado sus sueños que nos remonta al cine clásico y por supuesto la mencionada, esa batalla entre arte y dinero que nunca dejara de existir y donde en esos tiempos parecía mas balanceada, por lo menos en el cine, aunque desde entonces las derrotas y sabores agridulces ya existían en los genios artísticos con talento, para prueba Miles y la reprochable traición final de la Ford hacia él que lo condeno a la derrota pero no le quito la inmortalidad, esa la gano a pulso y Ferrari a diferencia de Ford lo comprende y lo respeta, cine en estado puro.
Calificación: Muy Bien