En una escena clave del cierre de la trilogía X de Ti West la protagonista Maxine Minx (Mia Goth, excelente) está caminando por las calles oscuras y turbias de Los Angeles de los años ochenta, mientras vemos que pasa por una tienda donde las televisiones muestran un noticiero que nos recuerda que el asesino serial llamado "Acosador nocturno" sigue cobrando víctimas, siguen a la chica, que de pronto se topa en un callejón sin salida al tiempo que un estrafalario sujeto llega con una navaja para amenazarla, pero es aquí donde llega la vuelta de tuerca que West ha usado en su trilogía, Maxine contrario a lo que puede pensarse, saca una pistola, amenaza al tipo, hace que se desnude y después le aplica un cascanueces para que se deje de sandeces, una escena visceral que deja claro que Maxine no es una víctima, no lo fue en la película anterior de "X", mucho menos lo es ahora, por más que la sucia y depravada ciudad engulla victimas cual si fueran palomitas en una sala de cine.
No es que sea algo completamente novedoso, de hecho el cine que homenajea West con esta cinta trata justamente de eso, mujeres duras que se defienden, pero casi siempre después de alguna situación que las lleve a ese límite, aquí Maxine ya paso por esa situación, pero más bien su fuerza viene de una predisposición que gano en la niñez, como vemos en la escena inicial, donde desde pequeña, con apenas ocho años de edad, ya repetía ese mantra que le conocimos en la película de "X", así que Maxine con esa máxima de "no aceptare una vida que no merezco" es capaz de todo con tal de lograr conseguir esa vida, que en su caso es ser una estrella de cine, por ello en la audición inicial, después de lucirse, les avisa que si no la contratan cometerían un error, y saliendo les echa en cara a las chicas que no tiene caso que pierdan su tiempo, estuvo fabulosa y el papel es suyo, Maxine no es un personaje lindo o bonachón, pero es innegable que es admirable su manera de perseguir sus metas, y esto engalanado por ese magnetismo que tiene Goth logran que su personaje sea lo mejor de la película.
La trama principal de la cinta es esto, ¿de qué es capaz Maxine con tal de lograr sus sueños? y para ello la vemos envuelta en una trama con un asesino serial que nos recuerda a esos sucios años ochenta, tanto en su cinematografía, su puesta en escena, el diseño de producción, el montaje, la recreación de época, el soundtrack y la banda sonora, y con cierto regusto a giallo en cuanto al uso de colores y el estilo del villano completamente tapado y engomado, algo que ya sabemos que West es capaz de lograr, homenajes que intenten entregar algo diferente a lo que homenajean, en eso quizá esta es la cinta que menos lo logre, ya que sigue tanto la narrativa de las películas que homenajea - que además vienen de un abanico más amplio - que no se diferencia tanto de estas como si lo logro en las dos contas anteriores, mucho más en "Pearl" por supuesto.
Aun así la historia es buena, cumple de tal manera que incluso podría verse como cinta individual sin verse afectada, pero el impacto es mucho más grande cuando se han visto las anteriores, debido a que de esta forma comprendemos mejor el mundo y el personaje que West y Goth nos regalan, con todo y frase icónica de Bette Davis iniciando la película, Maxine gana el papel para una cinta de terror serie B con más presupuesto del normal, "La Puritana II", mientras sigue con su trabajos eróticos e intenta dejar atrás el mundo pornográfico que la hizo famosa después de los eventos sangrientos en la granja que todos conocemos, al tiempo que intenta entregarse de forma completa a la filmación con una directora (Elizabeth Debicki) tan ambiciosa como estricta, es perseguida por un detective (Kevin Bacon regodeándose en su personaje) que parece salido de "Chinatown" y chantajeada por un pez gordo que tiene pruebas de su escabroso pasado, por supuesto la chamaca no se deja, asi que junto a su manager mafioso (Giancarlo Esposito) se enfrentan al asunto, con todo e icónica escena de un ateo orgulloso convertido en creyente cobarde mientras es compactado.
Todo el asunto es muy interesante, tenemos personajes divertidos como los dos detectives ochenteros representados por un gracioso Bobby Cannavale y una seria Michelle Monaghan, los típicos que son carne de cañón, y un villano poderoso que parece dirige una secta, justo como las que dicen los parones de mojigatos con pancartas que manejan la industria, el tan famoso pánico satánico de aquellos años, es cierto que la cinta no es perfecta, hacia el final ocurren algunas situaciones que parecen conveniencias de guion, y el final pierde fuelle para entregarnos algo tan cliché y convencional que no parece que vaya con la trilogía, pero aun así, con tantos desmembramientos, ese estilo, y una Mia Goth que incluso en ese final luce como un monstruo en la pantalla, queda claro que West logro su cometido con la trilogía, homenajear el género de terror en diferentes épocas, y construir una protagonista fuerte que tiene que convertirse en monstruo para enfrentarse a los que la persiguen, después de todo, Maxine ya no quiere dejar lo ganado, es una obsesión que me agradaría ver como continua en una posible continuación, a ver que época vemos homenajeada esa vez.
Calificación: Bastante Bien
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