En un momento clave al inicio de la cinta escrita y dirigida por Avilés, la tierna niña Sol (Naíma Sentíes, un gran descubrimiento y mejor debut) que esta obsesionada con datos interesantes sobre animales pide un deseo después de cierto rito compartido con su mamá (Iazua Larios) - "que mi papá no se muera" - y con esto queda claro que la juguetona pequeña a la que le da pena orinar en un baño publico, y que juguetea en todo momento, es capaz de tener clara la realidad que esta viviendo, una donde su padre esta desahuciado, le queda poco tiempo de vida, e inevitablemente lo perderá, por lo que esta siendo obligada a madurar por la situación, algo que queda más que claro cuando pregunta al celular cuando se va a acabar el mundo, una declaración de intenciones sobre la depresión, y es que más allá del pensamiento común de que los niños no entienden ni comprenden las situaciones "adultas" lo cierto es que siempre saben que sucede y si no lo intuyen, basta hacer un ejercicio de memoria de cuando eramos pequeños para rescatar momentos donde se nos negaba y ocultaba información pero aun así eramos conscientes de los problemas.
Sol esta en el complicado proceso de aceptar que su padre "Tona" (famélico Mateo García Elizondo) esta en proceso de morir por un cáncer que lo esta consumiendo tan rápidamente que no puede sostenerse en pie, ni controlar el hacer sus necesidades, pero que gracias al devoto cuidado de su enfermera (Teresa Sánchez) toma fuerzas para atender a su amada hija, a su mujer, su mandona hermana mayor Alejandra (Marisol Gasé), su empática y sentimental hermana Nuria (Montserrat Marañon) y todo el sequito de familiares y amigos que llegan a la inoportuna fiesta que le organizan sus hermanos. Sol vive esta reunión familiar desde la visión de un niña pequeña, que ademas es la más afectada por la situación, apartada de los demás, viendo como todos están apurados, desesperados, enojados, y haciendo reverendas tonterías como meter una bruja timadora - ¿hay de otras? - a la casa en una de las escenas mas hilarantes y surrealistas de la cinta, tomando para aguantar la depre, gritoneando porque si y peleando por usar el baño.
Pero al mismo tiempo teniendo momentos de total humanidad con ese pastel que no puede terminar de hacerse porque ¿como podría ser tan perfecto como para demostrar un sentimiento de amor? una pintura para inmortalizarse en la memoria de una hija con el "a veces hay cosas que quieres mucho que no vas a poder ver", un bonsái que se ha cuidado y arreglado por años para ser regalado toscamente, todo esto mostrado con una naturalidad totalmente creíble por parte de la directora, que captura a la perfección la vida familiar de los mexicanos, tan increíble como pintoresco, me recordó a los momentos de mi niñez en casa de mis abuelos maternos, en una gran casona con tantos familiares cercanos que ahorita seria impensable por la disminución de la tasa de natalidad, y que siempre escondían secretos y situaciones que ahora uno recuerda con nostalgia, y es que regresando a la situación que vive la familia de Sol ¿que puede hacerse ante un casi así? solo respetar los deseos de la persona, convivir en familia, tomar, cantar, celebrar, disfrutar su compañía, por la mejor manera de aceptar la muerte es celebrar la vida, Sol deberá aprenderlo de la forma más difícil, y la directora nos lo muestra con respeto y tacto, sin olvidar el humor que siempre esta presente, por lo que reímos y lloramos, como la vida misma.
Calificación: Bastante Bien
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