Cuando uno piensa que ya vio lo peor del año viene Netflix y lo sorprende de mala manera, estamos ante una cinta que pudiera pasar por esas películas serie B o hasta Z que pululan a raudales para llegar directamente a televisión o venta directa, con una historia simplona y cliché pero que cumple lo que promete, el problema es que esta película se cree mucho más importante de lo que es, y en lugar de aceptar su premisa, es decir unos terroristas tienen la mala suerte de toparse con una vampiresa en el avión que secuestran, se cree más importante e intenta tocar temas políticos y morales de la peor manera, Nadja (Peri Baumeister) tiene una enfermedad en su sangre y se dirige a un tratamiento experimental, unos terroristas toman el avión y esta decide usar sus poderes de vampiro con tal de salvar su vida, aunque se pierda ella misma.
La cinta apuesta por la acción dejando de lado el terror, pero sus villanos son tan malos que no funciona, parecen salidos de una caricatura de bajo presupuesto, toman decisiones tontas sin cesar, y tienen desacuerdos ridículos entre ellos, así la heroína debe enfrentarse a todos con tal de salvar a su hijo, y si se lleva entre las patas a los demás pasajeros ¿que importa? todo sea por mi hijo, pero se quiere presentar como que ella es moral y ética, aunque no le importen todos los demás niños, por si quieren jugar esa carta para defender esta basura, la película se hace larguísima, no llegaba ni a la mitad y ya miraba el avance cada dos minutos desesperado, los dilemas morales de los villanos de pena ajena ¿como secuestras un avión pensando que nadie morirá? vampiresa superpoderosa que controla sus acciones a diferencia de los otros convertidos, pero que aun así se atoran en cinturones de asientos.
Flashbacks penosos que solo hacen más largo el suplicio, su historia es decir que los musulmanes son buenos y que los terroristas son los blancos, y si son arios con mayor razón, los efectos son como para agarrar al tipo que los realizo a fregazos, el hindú pierde una mano y anda como si se corto con papel, el niño Carl Koch es un pésimo actor que ademas tiene que cargar con su ridícula parte final donde nada tiene sentido, la edición empeora todavía más, y el chico parece hijo de Superman con la suerte de McClane y entrenado por Rambo, una basura aburrida, larga, pedante, pretenciosa y mal filmada que cree que con enarbolar la bandera de progresismo ya vale la pena, pero nada de eso, hay que evitarla a como de lugar.
Calificación: De Lo Peor del Año
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