Una enana tiene la osadía de arrancar el tranvía sola cuando el conductor la deja botada en una noche decembrina, ahí de manera chistosa Ebba (Sigrid Kandal Husjord, bien) hace lo que puede y como puede para manejarlo, con todo y escape del conductor, y se mete tanto en la situación que ya no puede bajar y sube pasaje teniendo que hacerla de conductora oficial, pero lo que es una divertida historia de chistorete, y muy amable por cierto, se convierte en algo diferente cuando un muchacho (Axel Baro Aasen) se pone a coquetear con un pasajero de la comunidad lgbt sin notarlo, cuando lo descubre indignado tiene un ataque de ira, al que llegan refuerzos para burlarse y hacer bullying, mientras que Ebba trata de distraerse de la situación y que se le resbale todo.
Lo que sigue es obvio y se anuncia mucho, Ebba al final sale al rescate, sin dejarse amedrentar, con valor, dignidad, y por supuesto algo de maña zafándose de dos problemas al mismo tiempo, el mensaje es claro y el simbolismo obvio y de esperarse, la enana es una persona diferente que ha sufrido discriminación toda su vida (o en algunos momentos de esta) por ello no puede evitar defender cuando ve que alguien diferente como ella sufre los mismos ataques irrespetuosos e infantiles, por lo demás un corto que siempre se mantiene amable, sin nada interesante o arriesgado, casi como historia navideña de darse las manos.
Calificación: Mediocre