Paddleton es el nombre de un juego inventado por la pareja de protagonistas de esta película, dos cuarentones que podrían ser considerados fracasados para la sociedad actual, no tienen familia ni pareja en la actualidad, no tienen profesiones exitosas, ni son conocidos, viven en departamentos y lo único que hacen es trabajar y pasar el tiempo juntos por las tardes y noches, ya sea jugando el juego de raqueta donde golpeando una pared en un estacionamiento para meterla en un bote de basura (el Paddleton del título), horneando pizzas y/o viendo viejas películas de kung fu asiáticas, pero lo que en realidad vemos es una amistad sincera y sólida sin necesidad de que alguno de ellos obtenga algo a cambio.
Esto es así hasta que el serio Michael (Mark Duplass, muy bien) le pide al extrovertido Andy (Ray Romano, excelente) un favor, es aquí cuando uno se da cuenta de que la cinta no se llama así por el juego sino por el raquetazo en plena cara que deja marcas claras, esto debido a que Michael tiene "una masa grande en el estómago y heridas graves en el hígado", y no está dispuesto a sufrir lo peor ni verse como un ente derrotado incapaz de valerse por sí mismo, el tema de la cinta es complejo y no toma salidas fáciles, de hecho no toma una postura y simplemente se dedica a contar este relato con dos personas que toman posturas diferentes no tanto por sus creencias particulares sino por la situación en la que se encuentra cada uno.
Antes de esto la cinta es un divertido y complejo relato de la amistad incondicional entre dos hombres, reímos con ellos, nos desconcertamos con ellos y alegamos con ellos, todo esto gracias a un guión inteligente, un ritmo que nos deja digerir, disfrutar y sufrir lo que vemos, y unos protagonistas que lo hacen maravillosamente incluso dejando clara una ligera improvisación en cada escena, Romano está majestuoso haciendo reír y llorar con un simple gesto, mirada o línea, y la cinta escapa del patetismo en todo momento acercándose más a una mirada humana, con todo y una sencilla cinta de kung fu que sirve como metáfora de la realidad, y un egoísmo por parte de ambos que nos recuerda la humanidad y hasta la inmadurez de dos personas entrañables que sólo desean un amigo con el cual jugar como muestra esa rara escena final.
Calificación: Notable