La primer imagen de la más reciente cinta de Larraín deja claro como vive la malograda Diana Frances Spencer mejor conocida como Lady Di (Kristen Stewart en la actuación de su vida), ahí en las cocinas de Sandrigham, la casa de descanso de la reina, un letrero reza "Mantén el ruido al mínimo, ellos pueden oírte", como cualquier cosa, sin puntos de exclamación porque como luego notaremos, los integrantes de la casa real son una especie de robots que siguen tradiciones a pie juntillas, y ademas deja claro algo que luego se repite constantemente, "ellos lo saben todo, ellos lo ven todo", luego de esto vemos a un faisán muerto en plena carretera con los neumáticos de los camiones pasando apenas por un lado, mientras la cámara lo tiene en un close up, uno solo espera lo inevitable, que uno de los vehículos le pase por encima para hacer pedazos al ave, esta es la primer metáfora que Larraín y su guionista Steven Knight presentan, y como las demás, tiene un poder que se mantiene incluso cuando la cinta ha terminado, desde aquí sabemos que el ave a punto de ser arrollada es un simbolismo de la pobre, perseguida y atrapada Diana que en algún momento también tendrá el mismo e inevitable destino, como ella misma dice, "aquí todo esta escrito, pasado, presente y futuro son lo mismo".
Acto seguimos vemos a la Diana de Stewart conduciendo un convertible por la bella campiña, esta perdida y llega a un restaurante a pedir indicaciones, ahí todos la admiran pero son incapaces de dirigirle la palabra, al tiempo se topa con el chef real (Sean Harris) quien la apura para solo recibir una sugerente pregunta "¿me mandaran asesinar verdad?", una macabra sugerencia por parte de guionista y director ya que Diana solo habla metafóricamente ya que llegaría tarde (más tarde que la reina lo que es un pecado capital) pero a sabiendas de su final uno como espectador le da otra connotación. Para este momento hemos pasado por un soundtrack que va desde los vientos en el inicio, para pasar a lo marcial con los soldados llevando los alimentos de primer nivel y los cocineros actuando también como soldados perfeccionistas, a un dulce piano con la presentación de la inocente Diana para luego cambiar a unas poderosas cuerdas que dan paso a un jazz tétrico en la llegada de la realeza a la casa de campo para pasar las navidades, tres días que para Diana serán eternos, todo esto de la mano del talentoso y siempre infravalorado Jonny Greenwood que le da mucha fuerza y estilo a la cinta.
También debo mencionar la dirección de Larraín que siempre logra planos hermosos, imágenes simétricas y sabe cuando usar los close ups, la secuencia de los títulos demostrando lo perfecto y cerrado de la vida de Diana son una muestra de su talento, volviendo a la historia aquí seguiremos la vida de la princesa en estos tres días, donde es obligada a pesarse, y subir kilo y medio para demostrar que disfruto su estancia, cosa que Diana odia, como también odia llevar su vida decidida y revisada, que le digan que hacer, seguir protocolos, comer lo que le dicen, y llegar temprano a los eventos que exigen perfección, no se habla con los demás miembros de la familia, solo tiene relación con algunos criados como su vestuarista Maggie (Sally Hawkins), y tiene que soportar la infidelidad de su esposo Carlos (Jack Farthing adecuadamente detestable) que invita a su amante Camila a la misa de navidad y le regala las mismas perlas que Diana arranca, mastica y traga en su deteriorada mente, una que ya le causa alucinaciones con la también malograda Ana Bolena debido a un libro que apareció en su cama, que tiene sueños lucidos, un grave problema de bulimia y hasta se auto-mutila.
Esta claro que estamos viendo una Diana que esta en su limite, que ya no soporta nada, siempre a la defensiva, que intenta retar a la casa real siempre sin éxito, y que esta obsesionada con los pasados, ya sean los de siglos atrás o los de su propia familia que añora y quiere recuperar, pero no todo es sufrimiento y victimización para la protagonista, los momentos con sus hijos son bellísimos, es ahí cuando es feliz, donde parece la imagen que tenemos de ella de una mujer amable, buena y preciosa que solo quiere ser feliz y hacer feliz a los demás, una escena en particular es desgarradora, y es en este contraste donde se nota el gran trabajo de la actriz que con una sola mirada, un gesto, una sonrisa puede cambiar de registro y donde no vemos una imitación sino la representación de la legendaria princesa, Jack Nielen y Freddie Spry están muy bien como sus hijos.
Anotar también que no se teme mostrar la otra faceta de Diana, una donde no es que la casa real sean villanos desalmados, que si lo son, por lo menos el impresentable Carlos que aun así tiene uno o dos momentos de amabilidad, sino que Diana no cumplió su papel, quería hacer lo que quería, aun cuando había elegido esa vida, aquí el impasible Mayor Alistair (magnifico Timothy Spall) le dice que ella debe cumplir como princesa y luego reina, comportarse, ser lo que el pueblo espera de ella, él lo sabe porque lucho en el ejercito donde mueren por ellos, por lo que representan, un momento donde se le da al pueblo británico voz por primera vez dentro de estas interminables victimizaciones de una princesa que quizá solo no estuvo a la altura de lo que se necesitaba, a final de cuentas representaba un trabajo, aun así es imposible no sentir simpatía por ella, por esa mirada de tristeza de Stewart, por las humillaciones sufridas, y emocionarse por ese momento donde al punto de suicidarse escuchamos la soberbia "Crucifix" de Greenwood con un exquisito montaje temporal donde Diana sufre, baila, juega y es feliz, y es que al final la chica solo quería ser "normal", e ir con sus hijos a comer comida rapida mientras cantan "All I Need Is A Miracle" de Mike + The Mechanics, y uno aunque no la excuse, la entiende...
Calificación: Notable