¿El cine es para dar mensajes? ¿para adoctrinar? ¿tiene más importancia el mensaje político y/o social que la fotografía, los encuadres, las actuaciones, el guion, el montaje, los planos? comento todo esto porque en nuestra actualidad ¡ay la actualidad! pareciera que lo menos importante en el cine es justamente... el cine, para muestra los "críticos" que tienen peor porcentaje de bateo que nunca, pero mejores ingresos, eso si, y las multitudes que se comportan como ovejas repitiendo lo que le dicen los medios de comunicación y el youtuber que a su vez repite lo que más le conviene a su bolsillo, es decir que estamos en medio de un circulo vicioso, sumado a que las personas quieren que los medios los eduquen a ellos y a sus hijos, que claman por "mensajes" importantes, y que no saben sumar dos más dos ni se tienen la confianza para dar una opinión sin que su "consejero" virtual de cabecera se los indique.
Esta larguísima digresión es porque de nueva cuenta me tope con una tomadura de pelo que se supone que es una gran cinta, aclamada por los seudocriticos y cuyo único aspecto positivo que leo o escucho de los espectadores es "mensaje importante para los derechos de la comunidad", "buena denuncia a algo que no debe pasar de nuevo" o "que bueno que nuestros hijos vean esto, hay que luchar", pero ¿y el cine apa? esto lo digo porque la película es terrible, comienza como un policial cliché y lento para convertirse en una película de descubrimiento homosexual de su protagonista y luego en un exagerado drama familiar denso que luego muta en un dizque thriller que no termina de funcionar y que se cree cine negro, todo esto con un guion muy malo, conveniencias de guion por todos lados, y decisiones de los personajes que si estuvieran en una cinta de terror los reventarían.
Robert (Tomasz Zietek con cara de estreñido toda la película) es un policía que no quedo conforme con un casos de asesinato gay y se mete de infiltrado con los gays de Varsovia para descubrir la verdad, aunque la realidad es que más bien tiene curiosidad de ellos, se enamora de Arek (Hubert Milkowski), un tipo que grita gay en la frente, así que desobedece a su padre jefe de policía por partida doble, algo que parece ser lo que quería en realidad, vamos que tener un amorío gay es normal para retar a tu padre, y de paso engaña a su prometida Halinka (Adrianna Chlebicka) que solo esta ahí para tener escenas sexuales, algo parecido pasa con Arek aunque aquí también sirve para mostrar las fiestas desenfrenadas que tienen, que se presentan como algo bueno ademas, con tanto embrollo del asesinato por parte de los políticos pasa desapercibido, después de todo ni a Robert le termino interesante, aquí lo que importaba es que quiere vivir su homosexualidad libre, y no pudo, como yo quería ver una buena película, y tampoco pude.
Calificación: Infumable