Una familia con pareja en problemas intenta disfrutar unas buenas vacaciones antes de soltarles a los pequeños que su madre Prisca (Vicky Krieps) tiene cáncer, pero es obvio que tienen problemas maritales, el hecho de que ella sea cuidadora del museo y él (Gael García Bernal) perito en riesgos para una compañía de seguros es una alegoría de eso, ella vive en el pasado y él en el futuro, por lo que no tienen interacción en el presente, estos pequeños detalles siempre los he valorado del irregular director y guionista Shyamalan cuyo principal problema es que se tiene demasiado confianza por lo que nadie parece revisar sus guiones, aunque esto también le permite filmar lo que le venga en gana, ya sea un tardía secuela de "El Protegido" en "Glass" que une a su único gran éxito contemporáneo "Split", o una atípica historia de terror en "Los Huéspedes", y en este caso adaptar muy libremente una novela grafica con una historia que parece salida de algún capitulo de "La Dimensión Desconocida".
La familia es invitada por la gerencia del destino vacacional a una exclusiva playa solo porque si y llegan ahí junto a otra familia formada por el doctor Charles (Rufus Sewell) y la esposa trofeo Chrystal (Abbey Lee), y su madre, descubren que en la playa ya esta un rapero famoso y al poco tiempo descubren un cadáver flotando, llega una pareja más y todos sospechan del rapero, pero cuando ven que la física no funciona de la misma manera (las heridas se cierran al instante) y que los niños están creciendo se dan cuenta que la hermosa playa los esta haciendo envejecer a un ritmo vertiginoso, y para acabarla de amolar no los deja escapar ni por tierra ni por agua, atrapados en un lugar que les esta chupando la vida, enfrentando los múltiples problemas de las enfermedades que se desarrollan rápidamente así como la vejez que los acecha como una sombra, en tanto los niños crecen manteniendo su inocencia, una cinta que tiene como villano a la despiadada madre naturaleza y más aun al mezquino ser humano en esa vuelta de tuerca final que a diferencia de lo usual del director funciona más por la critica y la crueldad que por la sorpresa.
La cinta tiene un ritmo vertiginoso casi impropio de las cintas de Shyamalan, en todo momento ocurre algo y por ello nos es imposible quitar los ojos de la pantalla, que si un tipo que comienza a sufrir esquizofrenia, que si un tumor que crece del tamaño de un limón a un melón en minutos, un parto en seguido en plano secuencia, un cuerpo convertido en huesos en minutos, un hermoso cuerpo que después parece salido de un cuento de terror, unos niños que pasan a ser adultos de golpe con todo y trajes de baño pequeños, ahí aparecen los siempre profesionales Alex Wolff y Thomasin McKenzie (más que potable), donde ademas el director experimenta con movimientos de cámara y tomas extrañas aumentando la extrañeza de la cinta, por ahí se nos dejan momentos donde se nos recuerda el valor de la vida y lo efímero del tiempo, pero como de costumbre lo que le importa al director es el final, con una resolución de la que fue dejando pistas y que ataca sin piedad a las farmacéuticas en plena era Covid, un movimiento valiente a nivel sociedad y extraño a nivel narrativo, Shyamalan siendo Shyamalan.
Calificación: Competente