El detective corrupto Ko Gun-su (Lee Sun-kyun, excelente) sale del velorio de su madre por un pitazo de su equipo que le informa sobre los de asuntos internos que justo en ese momento están revisando su escritorio, el tipo va más que desesperado y en medio de la llamada por lo que atropella a un pobre diablo, con el tiempo en contra y el temor de que alguien lo vea rápidamente lo mete a la cajuela y va a la estación donde se libra apenas de una revisión de transito, cuando le avisan que asuntos internos revisara su automovil Ko Gun-su no tiene otra opción que meter el cadáver al mismo ataúd de su madre prometiendo que después lo sacara, apenas esta respirando cuando se entera de que un testigo aviso sobre el accidente, así comienza la investigación de quien se llevo el cuerpo, al tiempo que su equipo es el encargado de investigar el paradero de un asesino que no es otro que el que atropello por lo que su mismo equipo lo esta acorralando, y para acabarla de amolar recibe llamadas extorsionándolo del testigo del accidente.
Todo lo mencionado al tiempo que lidia con la presión de su familia y la investigación de asuntos internos en la que es culpable, y apenas esta iniciando el día, la cinta escrita y dirigida por Kim Seong-hoon nos vuelve a regalar uno de esos thrillers coreanos que les salen tan bien, donde la ambigüedad moral se pone de manifiesto, donde los protagonistas, son antihéroes, con múltiples capas de complejidad y con una historia con entramado laberintico donde nada es lo que parece, ya desde el protagonista sabemos por donde van los tiros, un cínico detective corrupto sin escrúpulos que es capaz de todo con tal de salirse con la suya, que es ingenioso sin llegar a ser inteligente, que a pesar de todo tiene una brújula moral no tan perdida, y que resulta increíblemente carismático, en parte por el actor y en parte por la cantidad de situaciones que debe sortear donde queremos que salga airoso a pesar de la poca ética del asunto.
Con un inicio de suspenso y mucho humor negro que nunca abandona la cinta va agregando el thriller policiaco siempre tenso, donde el peligro se siente inminente, donde como buen cine coreano nadie esta a salvo, ya sea la familia del protagonista, los compañeros, o el primer peatón que se cruce por la calle, donde los gritos y la violencia están a la orden del día y parecen moneda de cambio en un país donde parece normal pegarle madrazos a alguien para después pedir disculpas porque lo confundió con alguien más como sucede en cierta escena clave que esta para dejar claro a nuestra protagonista el peligro que encarna el villano, el también corrupto teniente Park Chang-min(un majestuoso Cho Jin-woong con una presencia física bestial) que rápidamente se rebela como el acosador malicioso que fue testigo de todo.
No es un spoiler en si ya que cuando este aparezca la cinta se sumerge en otro genero más como ya anote, y es que no importa quien le haga esto a Ko Gun-su sino como y el porque, de hecho la cinta se vuelve tan oscura que recuerda a esos inicios del thriller coreano, con todo y que apenas podamos respirar por el suspenso para después carcajearnos de algo que no deberíamos, algo en lo que son expertos los asiáticos y más actualmente los propios coreanos, con muchas escenas de peleas bienmontadas y muy físicas, hasta le duelen a uno, muchas sorpresas, escenas de tensión y suspenso notable, un humor negrísimo y un villano de antología de esos que jamas querríamos toparnos, todo esto con una dirección impecable que presume técnica impecable, y esta llena de momentos, escenas y diálogos puntillosos, cuando uno termina de ver este terrible día de este antihéroe no quiere vivirlo jamas pero si verlo varias veces más, total, el que sufre es él y uno lo pasa de maravilla viéndolo.
Calificación: Notable