Una orquesta interpreta un concierto cuando de pronto entra una llamada para el encargado Yuri (Paddy Considine) que le pide la grabación, al no ser grabado el tipo obliga a repetir el concierto y evita que los espectadores se vayan por la acústica y reemplazar a los que ya se fueron por personas de la calle, se soborna a la pianista (Olga Kurylenko) que le tiene un gran resentimiento al padre de la nación y terminan haciendo todo para que el gran Stalin (Adrian McLoughlin) pueda escuchar su disco, no sin que al recoger el disco le avisen al temeroso Yuri que el retraso ya fue anotado y que la voluntariosa pianista Maria le mande un recado en en el forro, de esta manera tan increíble comienza la cinta parodica de Armando Iannucci con guion co-escrito por él mismo basado en cierto cómic francés, anoto que increíble porque es difícil pensar que algo asi haya sucedido pero la verdad es que era el día a día de la Rusia Stalinista, donde todas las personas temían por su vida en todo momento, temerosas de un error, un gesto, un detalle o un simple capricho que les costara la vida.
La historia muestra ademas otra cosa, nada decidía mas la vida y muerte de las personas que el mismo azar, es asi que culpables se libran por un pelo mientras los inocentes caen por estar en el lugar incorrecto, en esta dictadura desquiciada, ¿existen de otro tipo? nada tiene sentido, y el pueblo amagado, con miedo y condenado a los caprichos de la gente en poder sigue teniendo esperanza y amor por sus verdugos como la ama de llaves que se desvive por su señor, en tanto el dictador vive mejor que un rey mientras todos los días se pone unas buenas borracheras con sus secretarios, decide la nueva lista de condenados y ven películas del maestro John Ford, ahi Stalin se reirá a carcajadas del mensaje dirigido a el que habla de Dios y le desea lo peor para inmediatamente sufrir un derrame cerebral que no sera descubierto hasta el día siguiente porque nadie se atrevería a molestarlo, ahi cuando las personas en el poder sean avisados comenzara una carrera por el poder, no solo por ser su sucesor todopoderoso sino porque el que no este en el poder seguramente terminara como alimento de gusanos.
Pero hay algo mas, Stalin todavía no ha muerto y por ello, mientras este siga vivo se le debe rendir pleitesía y demostrar lealtad, ya sea mojándose en unos orines patrióticos, o dando un significado profundo a un gesto del dictador, y asi rápidamente Iannucci nos mete de lleno en la historia, mostrándonos un estado perdido y unos hombres hambrientos de poder con los nombres en pantalla dándonos pistas de su forma de ser, ya sean el diabólico carnicero Beria (Simon Russell Beale), el bufonesco Nikita (Steve Buscemi), el leal Molotov (Michael Palin de los Monty Python), el endeble Malenkov (Jeffrey Tambor), el grisáceo Mikoyan (Paul Whitehouse)y hasta el invisible Bulganin (Paul Chahidi)n quienes pelearan por el poder o mejor dicho por salvar el pellejo, una carrera que Beria tiene muy adelantada y donde los hijos del dictador, la quebrada Svetlana (Andrea Riseborough) y el borrachales Vasily (Rupert Friend) apenas tienen voz a diferencia del rudo general Zhukov (Jason Isaacs) que mueve las cosas nada mas llegando, despues de todo gano la guerra contra los nazis.
Es asi que vemos una maraja de traiciones, mentiras, politiquerías, asesinatos, hipocresías y desesperaciones por parte de unos personajes que pelean por el poder y donde los de abajo se han convertido solo en peones, donde las ideas se roban y se intenta quedar bien con los hijos para usarlos como bandera, donde un tipo es capaz de renegar de su esposa traidora para despues abrazarla locamente ya que regreso de la muerte, y mas importante aun, el estado la ha encontrado inocente, con diálogos agudos e inteligentes esta comedia de humor negro no deja títere con cabeza y despotrica contra todos, ya sea el pueblo enajenado o los militares sin pensamiento, pero en especial por los que estan en el poder, unos entes tan desquiciados y estrafalarios que no parecen reales, con un reparto formidable y unos actores en estado de gracia que saben manejar los tonos y ritmos de manera perfecta y donde el director tiene la inteligencia de usar humor escatologico y absurdo, y arrancarnos risas con las peores crueldades porque de otra forma seria difícil digerir tanta barbarie, y a final de cuentas porque aunque es una sátira del poder donde los personajes son ridículos pero sin llegar a la caricatura se logra un sentimiento de juego de ajedrez, donde cada quien hace sus jugadas, buenas, fallidas o tontas pero siguen jugando para dar paso a una jugada maestra que inevitablemente tiene que sorprender y fascinar, ha nacido un nuevo villano desquiciado pero no podemos quitarnos la sonrisa del rostro.
Calificación: Muy Bien
La historia muestra ademas otra cosa, nada decidía mas la vida y muerte de las personas que el mismo azar, es asi que culpables se libran por un pelo mientras los inocentes caen por estar en el lugar incorrecto, en esta dictadura desquiciada, ¿existen de otro tipo? nada tiene sentido, y el pueblo amagado, con miedo y condenado a los caprichos de la gente en poder sigue teniendo esperanza y amor por sus verdugos como la ama de llaves que se desvive por su señor, en tanto el dictador vive mejor que un rey mientras todos los días se pone unas buenas borracheras con sus secretarios, decide la nueva lista de condenados y ven películas del maestro John Ford, ahi Stalin se reirá a carcajadas del mensaje dirigido a el que habla de Dios y le desea lo peor para inmediatamente sufrir un derrame cerebral que no sera descubierto hasta el día siguiente porque nadie se atrevería a molestarlo, ahi cuando las personas en el poder sean avisados comenzara una carrera por el poder, no solo por ser su sucesor todopoderoso sino porque el que no este en el poder seguramente terminara como alimento de gusanos.
Pero hay algo mas, Stalin todavía no ha muerto y por ello, mientras este siga vivo se le debe rendir pleitesía y demostrar lealtad, ya sea mojándose en unos orines patrióticos, o dando un significado profundo a un gesto del dictador, y asi rápidamente Iannucci nos mete de lleno en la historia, mostrándonos un estado perdido y unos hombres hambrientos de poder con los nombres en pantalla dándonos pistas de su forma de ser, ya sean el diabólico carnicero Beria (Simon Russell Beale), el bufonesco Nikita (Steve Buscemi), el leal Molotov (Michael Palin de los Monty Python), el endeble Malenkov (Jeffrey Tambor), el grisáceo Mikoyan (Paul Whitehouse)y hasta el invisible Bulganin (Paul Chahidi)n quienes pelearan por el poder o mejor dicho por salvar el pellejo, una carrera que Beria tiene muy adelantada y donde los hijos del dictador, la quebrada Svetlana (Andrea Riseborough) y el borrachales Vasily (Rupert Friend) apenas tienen voz a diferencia del rudo general Zhukov (Jason Isaacs) que mueve las cosas nada mas llegando, despues de todo gano la guerra contra los nazis.
Es asi que vemos una maraja de traiciones, mentiras, politiquerías, asesinatos, hipocresías y desesperaciones por parte de unos personajes que pelean por el poder y donde los de abajo se han convertido solo en peones, donde las ideas se roban y se intenta quedar bien con los hijos para usarlos como bandera, donde un tipo es capaz de renegar de su esposa traidora para despues abrazarla locamente ya que regreso de la muerte, y mas importante aun, el estado la ha encontrado inocente, con diálogos agudos e inteligentes esta comedia de humor negro no deja títere con cabeza y despotrica contra todos, ya sea el pueblo enajenado o los militares sin pensamiento, pero en especial por los que estan en el poder, unos entes tan desquiciados y estrafalarios que no parecen reales, con un reparto formidable y unos actores en estado de gracia que saben manejar los tonos y ritmos de manera perfecta y donde el director tiene la inteligencia de usar humor escatologico y absurdo, y arrancarnos risas con las peores crueldades porque de otra forma seria difícil digerir tanta barbarie, y a final de cuentas porque aunque es una sátira del poder donde los personajes son ridículos pero sin llegar a la caricatura se logra un sentimiento de juego de ajedrez, donde cada quien hace sus jugadas, buenas, fallidas o tontas pero siguen jugando para dar paso a una jugada maestra que inevitablemente tiene que sorprender y fascinar, ha nacido un nuevo villano desquiciado pero no podemos quitarnos la sonrisa del rostro.
Calificación: Muy Bien