El delincuente Jun-seok (Lee Je-hoon) no puede conciliar el sueño preocupado por la seguridad de su amigo Sang-soo (Park Jung-min) y decide tomarse un trago, ahi el ambiente opresivo con esos colores rojos y verdes intensos nos remiten a a sangre y la locura, un ambiente mas propio del terror que de un thriller de accion, Jun-seok recibe una llamada, todo esta bien, pero nadie contesta, le marca pero nadie habla del otro lado de la linea, entonces lo nota, se da cuenta de que el tipo en las sombras quizá es la persona que no contesta, marca y levanta el teléfono pero no habla, es él no hay duda, solo es uno pero da una mala leche tremenda, su tranquilidad solo refuerza el aura asesina que parece abarrotar el lugar, Jun-seok suda sin parar, apenas puede respirar, es como ver a la muerte, una implacable... con esta maravillosa escena que parece salida de una gran cinta de terror se puede resumir la cinta de Yoon Sung-hyun.
Y es que los ambientes opresivos, cerrados, donde se puede cortar la tensión beben mas de este genero, con esos colores brillantes que nos alertan, ese rojo intenso que parece promisorio de un baño sangriento, de hecho esto es lo mejor de la cinta, no solo la escena referida, que si lo es, sino ese ambiente de peligro constante que logra el director, con una dirección artística perturbante en el mejor sentido de la palabra, y esa accion que no se limita al balazo de feria sino a una accion donde cada bala y movimiento cuentan y cualquiera puede morir en cualquier momento, la cinta es de un realismo devastador y el guion del mismo director no escatima recursos en hacer que los patéticos ladrones sean castigados por un tipo implacable que parece salido del mismo infierno y para el que no importa otra cosa que divertirse en la cacería, de hecho el tipo (Park Hae-soo) siempre esta en las sombras y en un ambiente rojizo como en el que viven perpetuamente los protagonistas cuando este ser llegue a ellos.
Una cruel forma de pagar frente a algo que parecía una justicia por si misma, un trió de amigos que no pueden trabajar porque el sistema los hizo a un lado, son delincuentes y ademas en esa Corea futurista todo esta colapsado, no hay dinero y la economía es tan mala que la moneda ya no vale nada, ahi el trió asalta a un casino ilegal llevándose un poco de dinero pero cometiendo el error de llevarse los discos duros de las cámaras donde se ven a todos los peces gordos ahi, el inicio de la cinta nos presenta a los amigos, Jun-seok recién salido de la cárcel, el lento Jang-ho (Ahn Jae-hong) y el arisco Ki-hoon (Choi Woo-shik de "Parasite"), la segunda parte es de una cinta heist menos lograda que la primera ya que solo parece el puente para la tercera parte con la caza y ese clímax tan efectivo como doloroso, y la cuarta parte, porque las cintas coreanas en su mayoria tienen cuatro actos, es un epilogo sobre la perdida, el costo de los sueños. el vivir con miedo y por supuesto el enfrentarlos porque el protagonista decide regresar dejando la isla paradisíaca, en una clara alegoría en no huir del pais sin importar que, el problema es que el simbolismo no sirve tan bien como en otras cintas del país y al final nos quedamos con algunos momentos mas que logrado en una cinta cuyo metraje se siente excesivo.
Calificación: Bien
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